Vuelve a primer plano la teoría de que el coronavirus salió de un laboratorio
| 11 de Mayo de 2021 | 10:18

El origen del coronavirus sigue siendo materia de investigación desde el día cero. ¿Salió de un laboratorio o verdaderamente el primer contagio se dio en un mercado? Es la pregunta que los expertos buscan responder y que aún no hallaron.
Lo cierto es que el prestigioso periodista Nicholas Wade, que trabaja para Nature, Science y New York Times, hizo una exhaustiva investigación para llegar a la conclusión de que "la teoría del surgimiento natural tiene que hacer frente a una miríada de inverosimilitudes (implausibilities)" y de que, en cambio, hay fundadas razones para sostener que su origen no está en una oscura cueva de murciélagos del sur de China sino en un laboratorio de la lejana ciudad de Wuhan.
La investigación de Wade, la cual tituló “El origen de COVID: ¿La gente o la naturaleza abrieron la caja de Pandora en Wuhan?” y publicó en el distinguido “Bulletin of Atomic Scientists”, es clara, exhaustiva y ejemplar. Todo lo contrario de la pergeñada por China y patrocinada por la OMS, de la que no aclaraba nada pero que descartaba que el SARS-2 fuera un virus de diseño. Tras leer a Mr. Wade uno piensa que lo más probable es que sea un virus diseñado por el equipo de la doctora Shi Zhengli, también conocida como "Bat Woman", en un laboratorio del Instituto Virológico de Wuhan (IVW).
Se aclara que no hay pruebas directas porque China decretó silencio total y no hay manera de acceder a los registros y archivos del IVW, pero los indicios apuntan a que Zhengli y su equipo jugaron con fuego, se quemaron y acabaron provocando la pandemia con la complicidad omisora del régimen comunista chino y de la mafia viróloga.
Según el trabajo de investigación, la experta trabaja desde hace años con coronavirus, de hecho ha creado coronavirus con anterioridad (al menos el quimérico SHC014-CoV, en 2015) y ha recibido financiación para llevar adelante sus investigaciones. Incluso del mismísimo Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (INAEI) de Estados Unidos.
“En sus laboratorios, creaban de forma rutinaria virus más peligrosos que los que existen en la naturaleza. Argumentaron que podían hacerlo de manera segura y que al adelantarse a la naturaleza podrían predecir y prevenir los 'derrames' naturales, el cruce de virus de un huésped animal a las personas”, asegura Wade. Esta declaración estuvo centrada en Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance de Nueva York (entidad que financió la investigación del coronavirus en el Instituto de Virología de Wuhan).
"Uno sólo puede imaginar la reacción del doctor Daszak cuando oyó hablar de un brote epidémico en Wuhan sólo unos días después" de su entrevista decembrina, escribe Wade. "Él conocía mejor que nadie el objetivo del Instituto de Wuhan de conseguir coronavirus de murciélagos infecciosos para los humanos, y de la debilidad de las defensas del instituto ante la tesitura de que sus propios investigadores se infectaran".
En su investigación, el periodista manifiesta que unos 15 meses después de que comenzara la pandemia de coronavirus, y después de una búsqueda presuntamente intensiva, “los investigadores chinos no habían logrado encontrar ni la población original de murciélagos, ni la especie intermedia a la que podría haber saltado el SARS2, ni ninguna evidencia serológica de que ninguna población china, incluida la de Wuhan, había estado expuesta al virus antes de diciembre de 2019”.
Para reforzar sus declaraciones, entrevistó a Richard H. Ebright, biólogo molecular de la Universidad de Rutgers y experto líder en bioseguridad, quien determinó: “Está claro que el Instituto de Virología de Wuhan estaba construyendo sistemáticamente nuevos coronavirus quiméricos y estaba evaluando su capacidad para infectar células humanas y ratones que expresan ACE2 humano”.
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