El vino bonaerense crece a fuego lento
| 13 de Mayo de 2021 | 10:39

@pabloamado1
A pesar de la variedad agrícola que existe en el territorio bonaerense, la vitivinicultura de a poco, va ganando terreno en este segmento. En la última década, la producción de vino ascendió de manera considerable si se tiene en cuenta que Buenos Aires se ubica en el noveno puesto, con una superficie cultivada de 149 hectáreas (0,07% del país), sobre dieciocho provincias que elaboran vino.
Uno de los motivos, podría ser el funcionamiento de las bodegas instaladas y los proyectos que están en pleno desarrollo. Con la gran extensión geográfica que tiene la provincia sumado a los diferentes climas y suelos, el sector vitivinícola todavía está en pañales. En la actualidad, existen registrados en el INV, 51 viñedos (0,2% del país) que se distribuyen en Coronel Suárez, La Costa, Benito Juárez, Tandil, Saavedra, Coronel Pringles, Coronel Dorrego, Balcarce, General Pueyrredón, Villa Gesell, Daireaux, Villarino, Tornquist, Berisso, Avellaneda, San Nicolás, Cañuelas y Junín.
Pero, contrariamente al moderado crecimiento del sector, los productores, no han tenido en líneas generales, apoyo estatal. A lo mejor, una causa podría ser que la vitivinicultura no es una de las principales economías productivas bonaerenses. Además, de algunos inconvenientes que afronta la industria como la falta de créditos blandos y la posibilidad de exportar.
De todas maneras, el año pasado, se llevó a cabo vía zoom, una “Mesa Provincial Vinícola y Olivícola”, a cargo del ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez donde participaron diferentes actores del sector. En la misma, se planteó la necesidad de visibilizar la actividad, reivindicar y poner en valor la producción, lograr una caracterización, recuperar la presencia en ferias de vinos importantes, financiamiento, simplificación de trámites, mejoras impositivas, acompañamiento tecnológico y el crédito para el acceso a maquinarias. También se destacó la importancia de trabajar en nuevas variedades que puedan ser incluidas y que permitan el aprovechamiento del suelo y clima bonaerense.
De acuerdo a datos suministrados por el INV, en el sector industrial están inscriptas 7 bodegas (4 más que en 2010), 6 bodegas elaboradoras (3 más que en 2010) y 4 bodegas fraccionadoras (1 más que en 2010).
La capacidad instalada de bodegas bonaerenses para el año 2020 fue de 5.522 hl, con 138 vasijas en total. Ha aumentado un 92,1% la capacidad instalada respecto al año 2010 y un 165,4% la cantidad de recipientes (+86 vasijas). La capacidad instalada de vasijas es 5,3 veces mayor a su elaboración promedio de los últimos 6 años (1.044 hl).
La elaboración de vino es de 1.044 hl anuales (promedio 6 años). En los últimos dos años, la elaboración se encuentra en un volumen superior al promedio. En 2020, se elaboró un 76,1% más que en 2019.
En cuanto al modelo tecno-productivo, lo primero para mencionar es que la actividad vitícola en Buenos Aires es muy reciente. En el año 2010 la superficie era de 54 ha. El 91,7% (136,8 ha) de la superficie actual se ha plantado luego del año 2000.
La localidad de Berisso con 23 viñedos, concentra el 46% de los viñedos y el 13% de la superficie. Mientras, que General Pueyrredón y Villarino, con sus 4 viñedos concentran el 51% de la superficie de la provincia.
El 99,6% de la superficie de vid de Buenos Aires tiene aptitud para elaboración. Solo hay 0,6 ha con aptitud para otros destinos.
La variedad más cultivada es Isabella (23,3%) y se encuentra mayormente en Berisso, luego Sauvignon Blanc (22,5%), 3º Chardonnay (19,8%), 4º Malbec (13,3%) y 5º Merlot (12,4%).
Las bodegas que se encuentran funcionando y produciendo se extienden por diferentes puntos geográficos del territorio bonaerense son: Costa & Pampa by Trapiche en Chapadmalal en General Pueyrredón, perteneciente al Grupo Peñaflor.
En Villarino, en el pueblo de Médanos, se encuentra Al Este Bodegas y Viñedos que produce su marca Terrasavia. Desde el mar hacia las sierras, nos encontramos con Bodega Saldungaray que elabora el vino Ventania.
A 20 kilómetros de la localidad de Saavedra, está Ita-Malal Bodega y Viñedos, ubicada en las Sierras de Curamal.
En Coronel Pringles, encontramos la champagnera MYL Colores que produce unas 5.000 botellas de espumosos utilizando el método tradicional con las variedades Pinot Noir y Chardonnay.
Más cerca de CABA, en Cañuelas, en la localidad de Uribelarrea, se encuentra un pequeño proyecto llamado Finca Don Atilio que produce Tannat como cepa que se destaca sobre el resto de las variedades que elabora.
En 2013, Jorge Perez Companc se embarcó en el proyecto vitivinícola Puerta del Abra en Balcarce donde predominan las variedades Riesling, Sauvignon Blanc, Gewurztraminer y Albariño.
En Tandil, se encuentra hace más de una década, la bodega Cordón Blanco donde las variedades de los viñedos son Cabernet Franc, Merlot, Sauvignon Blanc, Syrah y Carmenere, entre otras. En Junín, la bodega Finca Las Antípodas, que sufrió algunos inconvenientes pudo producir sus primeros vinos en 2019.
Y al lado, de la capital bonaerense, se encuentra en Berisso la Cooperativa de la Costa de Berisso.
Por otro lado, hacia el suroeste, precisamente en Espartillar, localidad que pertenece a Saavedra, emerge un interesante proyecto de viñedos orgánicos que comanda el enólogo mendocino Juan Pablo Garde.
También desde el año 2019, en Dolores figura un proyecto que se lleva adelante en terrenos de la Escuela Agraria de la ciudad. Se trata de Finca Los Naranjos, que con 4.800 plantas de vid llegadas de Mendoza, esperan alcanzar los tres años que requieren para empezar a producir uvas para vino. Entre las variedades, se destaca principalmente la Tannat y luego, Syrah, Bonarda, Merlot, Ancelotta, Tempranilllo y Cabernet Sauvignon entre las uvas tintas, y entre las blancas, Chardonay y Sauvignon Blanc.
Haciendo un resumen, se puede apreciar, que la mayoría son pequeños productores, salvo el Grupo Peñaflor y Pérez Companc, que con otra logística y recursos, se manejan diferentes al resto. En definitiva, todos conviven en un amplio y variado territorio que ofrece una oferta de terroirs y climas interesantes para expandir el vino.
Como un efecto dominó, en otras localidades de Buenos Aires, están trabajando sigilosamente para continuar ampliando la ruta del vino. De esta manera, es otra opción para brindar fuentes de trabajo a personas que hoy lo necesitan.
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