Escalofriantes detalles de la madrugada de terror en el geriátrico de Villa Elisa
Edición Impresa | 19 de Mayo de 2021 | 05:01

Oscar Damián Esquivel, el enfermero de 41 años que fue aprehendido el lunes acusado de drogar y violar a dos residentes que estaban bajo su cuidado en un geriátrico de Villa Elisa, quedó formalmente detenido ayer y se negó a declarar ante la fiscal que lo indagó, Cecilia Corfield.
Los cargos que le imputan están a la altura de la gravedad de los delitos y la pena en expectativa: abuso sexual con acceso carnal agravado por la condición de guardador del autor -dos hechos-, en concurso real entre sí, confirmaron fuentes oficiales.
En el pedido de detención que fue avalado por el juez Pablo Raele se detalla que el horror en el hogar de ancianos Rucalaf II, ubicado en 426 entre 21D y 22 se desató de madrugada, antes de las 6, donde un sujeto, “previo suministrar sustancias presumiblemente estupefacientes o psicofármacos a parte de los ancianos que allí residen, abusó sexualmente de dos de las abuelas”.
A una de ellas, que tiene 64 años y “padece depresión mayor, traumatismo encefalocraneano moderado y retraso mental”, la accedió vía anal, mientras que a otra mujer, de 89 y con hipertensión, deterioro neurocognitivo y demencia senil que la obligan a usar pañales, la sometió vaginalmente, informaron fuentes oficiales.
“El estado de salud de las abuelas evidencia claramente que no pudieron consentir libremente la acción, ello sin perjuicio de lo que resulte del avance de la investigación en cuanto al posible suministro de sustancias tóxicas”, se lee en el pedido de detención.
El terrible cuadro lo descubrió la asistente que a las 6 de la mañana del lunes llegó al lugar para comenzar su turno y “le llamó la atención que Esquivel la estuviera aguardando en la puerta, que le diera un abrazo, que estaba muy agitado”, detalla el oficial. Y sigue: “Al ingresar al lugar se dirigió a la cocina a preparar el desayuno para los abuelos, y en el patio observa la presencia de uno de ellos”, a quien le preguntó “qué hacía tan temprano en ese lugar” y él “le refirió que no había podido dormir debido a que había escuchado muchos gritos en la madrugada”.
Ya en la cocina, otro residente le comentó a la testigo que “había sido agredido verbalmente alrededor de las 4.30 por el enfermero” de la noche, mientras que una de las pacientes refirió que el sujeto la había invitado “a tomar unos mates, invitación que ésta rechazó y se fue a su habitación”.
“También contó que tenía mucho miedo porque escuchó gritos a la madrugada, provenientes de la habitación” de una de las víctimas, quien “pedía por favor que la dejara, que le dolía, y pedía ayuda”, figura en el expediente. Para entonces ya había llegado la enfermera de la mañana y juntas fueron a recorrer las diferentes habitaciones, encontrando en una de ellas “manchas de sangre en el piso” y en las pantuflas de la jubilada y a ella “recostada en la cama tapada hasta el cuello”.
Omitiendo los escalofriantes detalles que sólo importan a la causa, se dirá que ambas mujeres tenían signos inequívocos de haber sufrido abusos. Y aunque no lo podían explicar con palabras, sus actitudes lo manifestaban, se desprende de las declaraciones.
En una entrevista que concedió el lunes a este diario, el dueño de ese hogar que abrió sus puertas en 2006, Leonel Nova explicó que Esquivel comenzó a trabajar como “franquista de día” el 30 de abril, pero el domingo le pidieron que cubriera el turno de noche porque el enfermero a cargo faltó por problemas personales.
Además de los abusos sexuales que sufrieron las dos jubiladas, un tercer residente fue hallado “como drogado” por el supuesto suministro de “medicación que no le correspondía”, figura en la causa.
Esquivel fue detenido el lunes por la DDI en su casa de Gorina, donde secuestraron “prendas, el teléfono celular del imputado y la medicación junto a un bolso de mano”, confirmaron fuentes judiciales.
Un residente contó que una de las víctimas gritaba que la dejara y pedía ayuda
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE