Se cumplen 6 meses que se fue Diego, pero su recuerdo sigue muy vivo
Edición Impresa | 25 de Mayo de 2021 | 03:39

Por WALTER EPÍSCOPO
Pasaron solo seis meses... nada más que seis meses de la desaparición física de Diego Armando Maradona, pero su nombre se pronuncia como el primer día. Su vida, y ahora las causas de su muerte, siguen llenando espacios en programas de radio y televisión y en los diarios y revistas.
Si en vida las peleas eran voraces, con la muerte de Diego la cosa se puso aún peor. Se vive todos los días en carne viva. Acusaciones cruzadas, conversaciones siniestras que se conocen ahora; donde se ve que Maradona no estaba en una caja de cristal a la que nadie podía acceder por que los cuidados eran extremos.
Todo lo contrario, ahora que se va sabiendo como fue el desenlace y como el hombre fue agonizando, nos duele más. Tan solo pasaron seis meses que como una bomba ese 25 de noviembre pasadas las 13 se confirmaba el deceso del entrenador del Lobo.
El mundo todo se vio convulsionado, pero sin dudas que en el Bosque se sintió un poquito más, por que Diego era el técnico de Gimnasia. Por que unos días antes le dijo por videollamada a varios jugadores albiazules que en diez días iba a estar por Estancia Chica.
Las manifestaciones de amor no terminan. Se ha escrito mucho. Se ha cantado mucho. Los homenajes para el eterno “10” están en cada rincón del país. En La Boca, en La Paternal, en Villa Fiorito y en nuestra ciudad también. En el Estadio de 60 y 118, en Estancia Chica, con murales increíbles con los ojos fijos de Diego en un Mundial, con la sonrisa de pibe de Fiorito, con la “piel” del Lobo que fue la última que besó.
Artistas como Mauro Valenti lo perpetuaron en la cancha, en el “Juan Carmelo Zerillo” que pisó por última vez en el día de su cumpleaños 60; Lumpen Bola y Motteka, en el predio de Abasto que tanto lo había enamorado y donde fue feliz sintiendo el “olor a pasto” que lo enloquecía; y además en paredes de nuestra Ciudad que le gustaba recorrer.
En Capital Federal entre otros, se realizó uno muy singular con las mil caras de Diego Maradona. Sus looks, sus momentos, sus estados de ánimo, afuera y adentro de una cancha. Todo eso fue sintetizado en las 18 imágenes pintadas por el artista Maximiliano Bagnasco que forman una exposición callejera en el barrio porteño de Caballito.
Bagnasco con cada imagen realizó un pasaje de la vida del astro. Por ahí se ve al Maradona con el pelo rubio en las playas cubanas, momento clave en su vida para la rehabilitación de su adicción a las drogas; en otra se lo aprecia joven, con un tapado de piel y una copa de champagne, en una imagen que supo ser la tapa de la revista El Gráfico; también se lo ve fumando un habano con su tatuaje de “El Che”; o simplemente con la ropa de entrenador de la Selección en el 2010.
Pasaron solo seis meses. Por todo lo que ocurrió desde entonces parece que pasó mucho; a veces parece que fue ayer... Pero la verdad, es que sigue doliendo como el primer minuto.
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