El regreso a las clases presenciales y la responsabilidad de los padres

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El reinicio gradual y a partir de este miércoles de las clases presenciales en escuelas de la Provincia, en base a una resolución que alcanzará a todos los niveles y que se concretará cumpliendo con los respectivos protocolos, tendrá que verse acompañado por la responsabilidad de los padres que, en primer lugar, deberán ajustar su comportamiento, en lo que concierne al traslado de sus hijos a los centros educativos y el posterior retorno a sus hogares, tomando en cuenta y respetando en forma estricta las pautas de prevención establecidas a partir de la pandemia.

De esta manera, del anuncio formulado por el Gobernador se desprende que tanto en La Plata, Berisso y Ensenada como los distritos que integran el área metropolitana, así como el interior provincial, el miércoles los alumnos volverán a pisar las escuelas. Vale recordar que se habían suspendido las clases presenciales el 19 de abril pasado, pero ya se venía de todo un 2020 sin presencialidad.

De acuerdo con el informe oficial, los nuevos parámetros epidemiológicos determinaron que el conglomerado de municipios del gran Buenos Aires registra 401 casos cada cien mil habitantes, lo que posibilita el retorno a la presencialidad escolar.

Se aclaró asimismo que la presencialidad se realizará de acuerdo con los protocolos que se habían establecido al inicio del ciclo escolar hasta que debió ser suspendido y pasar su totalidad a la modalidad virtual por la llegada de la segunda ola del coronavirus.

También se indicó que el regreso a las aulas estará marcado por la “gradualidad” y también por la continuidad de cuidados, ya que “la pandemia no terminó” sino que solo mejoró la curva de contagios que había llegado a crecimientos exponenciales en meses anteriores.

El Gobernador anunció asimismo la implementación de un “plan de vigilancia epidemiológica” en las escuelas, a través de testeos aleatorios, que servirán como muestra de la situación epidemiológica en las instituciones educativas.

Se sabe que, más allá de las polémicas suscitadas por la presencialidad -por ejemplo, en cuanto a si las escuelas podían convertirse o no en lugares proclives a transmitir contagios- desde sectores que reclamaban el cierre de las escuelas se argumentó que la suspensión de la presencialidad obedecía, en buena medida, a la mayor circulación social que implica la actividad escolar, por la enorme cantidad de padres y personas adultas que llevan los chicos hasta los establecimientos educativos y luego deben ir a buscarlos al cierre de los horarios escolares.

Además de ese deber, está claro, en este nuevo contexto, que también le concierne a los padres y responsables de los estudiantes inculcar en los chicos principios y conocimientos sobre la magnitud y los alcances de la pandemia, cuyas graves connotaciones no dejan de preocupar.

Si bien se ha señalado en muchas oportunidades que los chicos, por lo general, han demostrado altos grados de concientización acerca de la importancia de cumplir con pautas tales como el uso de barbijos o el respeto a los distanciamientos, nada impide y, por el contrario, resultaría conveniente que los adultos insistan en reiterarle a los chicos la importancia de que acaten las normas de prevención sanitaria.

Desde luego que no cabe sino instar también a los docentes para que, a partir del reinicio de la presencialidad, se normalice la prestación del servicio educativo y los millones de alumnos bonaerenses puedan disfrutar de las enormes ventajas que brinda el conocimiento.

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