Adiós, crack

Exquisito. Elegante. Talentoso. Flaco y alto, cabeza levantada, la pelota pegada al pie. Era un placer ver a Roberto Depietri en aquel Lobo del Negro Ramos Delgado al que no le sobraba nada en la temporada 89-90. Eso sí, tenía al 10, genuino producto de la Liga del Sur que había venido de Olimpo de Bahía Blanca para deslumbrar a todo el triperío. Su imagen estaba más cerca de Barýshnikov o Nuréyev que del ideal de medias bajas, camiseta embarrada y botines desatados de los magos de nuestro fútbol. Era etéreo. Sutil. No es una exageración. Della Savia o Carrió habían sido objetivamente mejores, pero Depietri era estético para jugar, para trotar, hasta para cabecear.

Rionegrino de Darwin, el fútbol del Sur era Olimpo y allí fue a fines de los '70, siendo apenas un pibe. Debutó en la primera local a los 16 años en el '82 y dos años después se mostró a nivel nacional. La Liguilla del '86 fue una gran vidriera, con un gol en el Carminatti ante Boca más allá de la derrota 2-3. Ya no se hablaba solo del negro Cheiles, del rubio Schmidt o del papá de Rodrigo palacio, porque el flaco jugaba bien de verdad. Solamente un año estuvo en Gimnasia, con 11 goles en 35 partidos (31 veces titular). Se lesionó en el primer tiempo de un partido con Newell's Old Boyz en el Bosque, lo reemplazó Juan José Basílico y el hincha mens sana no volvió a verlo porque su destino estaba en México. Lo bueno duraba poco en esos tiempos triperos y rápidamente hubo que enterarse que le iba bien en Toluca, que tal vez podía volver...cuando lo hizo, su destino fue Talleres, pero no descolló como tampoco lo hizo luego en Unión. En el medio, Pumas de la UNAM para completar la experiencia mexicana. Al viejo hincha albiazul, siempre le quedó sabor a poco con Depietri.

No hace tanto, tuvo su vuelta al Club. Tras una vida representando jugadores (con Palacio como emblema) aceptó ser Secretario de Fútbol. Se equivocó mucho, especialmente con referentes. No le fue bien. La llegada de Barrales terminó eyectándolo del cargo. Igualmente, conocimos a un caballero, un señor que sabía escuchar y podía enfrentar la crítica sin enojos.

Hace unos días, esta tragedia colectiva llamada covid-19 tocó a su puerta. 55 años, Pasado de deportista, nada presagiaba este final de viernes a la nochecita con la fría información: "Murió Depietri". Un latigazo al que casi nos acostumbramos porque todos conocemos a alguien que no pudo contra este virus maldito que algunos aún se empeñan en negar y el propio fútbol minimiza en haras del negocio. 55 años, nada más. Podría haber vivido 30 años más. Un virus le quitó la tercera parte de su posible vida. Así, en números, para que tal vez los que dicen que el virus es mortal en un mínimo porcentaje entiendan esta pandemia tragica.

Roberto, que en paz descanses. Tu recuerdo será el de siempre. Cabeza levantada y la pelota en el pie derecho, enfundado en una hermosa adidas blanca y azul. 

 

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