El Gobierno evita una condena a la represión en Cuba y la oposición crítica

En la Rosada escucharon, y aceptaron, las explicaciones del embajador sobre las protestas. Tensión frente a la sede diplomática

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Emiliano Russo

efrusso@eldia.com

Las masivas e inéditas marchas que convulsionan a Cuba desde hace cuatro días, en reclamo de mejores condiciones de vida y mayor apertura política y por las que el régimen que gobierna ese país desde 1959 detuvo a cientos de personas, en el país volvió a dividir al oficialismo y a la oposición. Para el Gobierno resultaron “objetivas” las explicaciones del embajador cubano en Buenos Aires sobre que la protesta se vio favorecida por la crisis devenida de la pandemia, que agravó la escasez de alimentos y medicamentos en la isla, al tiempo que referentes de Juntos por el Cambio, como Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, coincidieron en apoyar la demanda “de libertad” de los manifestantes e instaron a la administración de Miguel Díaz Canel a respetar los derechos humanos del pueblo cubano.

El álgido clima social en la isla no sólo agudizó la grieta entre los políticos. Ayer nuevamente se vivieron momentos de tensión en las afueras de la embajada cubana, en el barrio porteño de Belgrano, por el cruce entre simpatizantes, y militantes, del régimen cubano y manifestantes que pidieron el fin de lo que consideran “la dictadura de los Castro”.

Al igual que el giro que dio el Ejecutivo hace unas semanas en relación a Nicaragua, cuando se alineó a la postura de México en la OEA que evitaba cuestionar las detenciones de dirigentes opositores al régimen de Daniel Ortega, ahora también sorteó la condena a la represión ejecutada por el gobierno cubano para intentar disuadir las movilizaciones por La Habana, Santa Clara y otras ciudades del país caribeño. “No conozco exactamente la dimensión del problema en Cuba, lo que tengo claro, como dijo Manuel López Obrador, es que si realmente nos preocupa lo que pasa, terminemos con los bloqueos, le están haciendo un daño incalculable y también a Venezuela”, dijo Alberto Fernández al coincidir con su par mexicano en puntualizar las críticas hacia el embargo económico impulsado por Estados Unidos desde hace décadas.

Las protestas habían comenzado el último domingo en la localidad de San Antonio de los Baños, al suroeste de La Habana, pero con el correr de las horas y por la repercusión que tuvieron en las redes sociales, se fueron extendiendo a lo largo del país. A ese pequeño poblado, en febrero de 2019, había arribado Florencia Kirchner por un curso intensivo para guionistas en la Escuela Internacional de Cine y Televisión, que tuvo que suspender por los problemas de salud que luego derivaron en una prolongada internación.

Esa asistencia, en momentos en que avanzaban en los tribunales de Comodoro Py causas judiciales que también tenían bajo la mira a la hija de Néstor y Cristina Kirchner, logró anudar una intensa relación, que trasciende lo político, entre la expresidenta y el régimen que tutela bajo las sombras Raúl Castro. Ese vínculo explicaría también la cautela que emana desde la Casa Rosada y desde el Palacio San Martín sobre la crítica situación que vive el país caribeño.

El canciller Felipe Sola fue el primer funcionario que había manifestado esa postura al considerar que “no tenía posición tomada” sobre la situación pero que iba a reunirse al otro día con el embajador cubano en Argentina, Pedro Pablo Prada. En el encuentro del lunes por la tarde, según se pudo averiguar, el diplomático relató con una “visión objetiva” -según las fuentes oficiales- los factores que desencadenaron las protestas en su país. “Lo atribuyó a que se agravó la escasez de alimentos y medicamentos y los propios efectos de la pandemia. Todo eso con (la difusión por) redes sociales y el bloqueo agravó el escenario social y explica en parte el conflicto y fue coincidente con lo que le había transmitido Ilarregui desde Cuba también”, contó una calificada fuente oficial consultada por este diario. La alusión del informante era hacia el embajador argentino en La Habana, Luis Ilarregui, un dirigente que llegó a ese cargo por impulso de Cristina.

Frente al violento escenario, la oposición en nuestro país cuestionó con dureza la pasividad del oficialismo. Varios referentes de Juntos por el Cambio se sumaron al hashtag “#SOSCUBA” y fijaron posición pública al respecto. Desde España, el ex presidente Mauricio Macri grabó un video en el que dio un apoyo a la revuelta popular. “Quiero apoyar al pueblo cubano que salió a las calles para pedir el fin de la dictadura. Y que mejoren con urgencia sus condiciones de vida”, expresó. Minutos después el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo, a través de su cuenta de Twitter, que “envío todo mi apoyo al pueblo cubano que salió a las calles para pedir por su libertad. Es fundamental que se respeten sus derechos y puedan hacerlo pacíficamente”.

Para el ex canciller Jorge Faurie, mientras, “Argentina tiene un papel triste en este momento porque no podemos no estar apoyando a los cubanos que solo demandan libertad para decidir sobre sus vidas”.

 

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