En el asalto a un restaurante céntrico se llevaron hasta la campera de una nena

Sucedió en 12 y 42. Actuaron dos delincuentes armados, que se quedaron un par de minutos. Empujaron a dos empleados. Robaron la recaudación y pertenencias de los clientes. La madre de la pequeña se descompensó

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Luego de tener que “remarla” fuerte por las restricciones que impuso la pandemia, al igual que la mayoría de los locales gastronómicos, el restaurante situado en la esquina de 12 y 42 comenzó a funcionar recientemente con clientes en el interior del local.

Pero lo que era motivo de satisfacción para los dueños de “Oli Bar”, en la tarde-noche del viernes derivó en un angustiante episodio.

Fuentes policiales y los propios encargados del negocio admitieron que hubo allí un audaz caso de inseguridad, que dejó como damnificados a los propietarios del restaurante y a un grupo de ocasionales comensales.

“DAME LA PLATA O TE MATO”

Leo Bruno (44), uno de los responsables del restaurante, relató ayer en detalle cómo fue lo que constituyó el único hecho de inseguridad que se produjo en ese local desde que abrió sus puertas en mayo del año pasado; “en plena pandemia”, acotó.

El hecho sucedió a las 7 y media de la tarde del viernes, cuando en el salón había cuatro mesas ocupadas por clientes, según recordó Bruno.

Cuando nada hacía suponerlo, repentinamente ingresaron dos delincuentes con camperas y sus rostros cubiertos, con al menos uno de ellos portando un arma de fuego.

Rápidamente dividieron sus roles para cometer el asalto: mientras uno de ellos fue hacia la barra, el otro se ocupó de saquear a todos y cada uno de los clientes que estaban en las mesas.

“Uno de los asaltantes llevó a empujones al encargado de la cafetería hasta la barra. Lo amenazó diciendo ´dame la plata o te mato`. Y se llevó el dinero que había dentro de la caja registradora, que no era mucho porque no se había trabajado bien hasta ese momento”, apuntó Bruno.

Acotó que “también uno de los mozos recibió un empujón”.

El cómplice, a su vez, se dedicó a pasar por “las cuatro meses que estaban con clientes” y se apoderó de billeteras, celulares y algunas otras pertenencias.

El propio comerciante reveló que hasta le robaron la campera “a una nena de 7 u 8 años”, que estaba con su familia en una de las mesas. Después, cuando los delincuentes se fueron, a la madre de la niña le tomaron la presión arterial, “porque tenemos conocimientos de primeros auxilios y estaba nerviosa por lo sucedido”, aseguraron a este diario.

Los testigos describieron a los responsables como sujetos de entre 35 y 40 años: “No eran pibitos como los que han robado bicicletas de empleados que las dejaron atadas en la vereda del local”, aclaró el gastronómico.

“LES OFRECIMOS UN CAFÉ”

Por el fuerte susto que el hecho generó entre los clientes, “una vez que (los asaltantes) se fueron, les ofrecimos un café para intentar ir superando la situación”.

Sobre la reacción de los comensales, Bruno aseguró que “por suerte no se fue nadie”. De los delincuentes, dijo que “se fueron corriendo”.

Por dichos de otros clientes, más tarde supieron que los dos sujetos que perpetraron el asalto contaron con apoyo externo: “Afuera los esperaba al menos un cómplice en un auto Chevrolet Corsa de dos puertas”, apuntó el comerciante.

Tras los llamados al 911 arribó una comitiva policial para interiorizarse del caso y salir en busca de sus autores, que lograron escapar impunes. De todas maneras, los investigadores cuentan con la filmación de las cámaras de seguridad del restaurante, para intentar dar con los fugitivos.

 

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