Hijo probables y madres prohibidas
Edición Impresa | 4 de Julio de 2021 | 05:15

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
A Maradona le ha brotado otra muchacha que quiere ser su hija. Mientras la Justicia investiga los contornos de su sospechosa muerte, algunos tratan de desmenuzar qué fue de esa vida, tan llena de gloria y excesos.
Ahora apareció en la Ciudad el presunto desliz -otro más- de un crack que en cada apilada, en la cancha o en la calle, fue dejando un reguero de recuerdos inolvidables. Eso es lo que provoca la fama: como es tan tentador lo que tienen por delante, a veces ellos se olvidan lo que van dejando atrás.
La muchacha se llama Eugenia, es hija adoptiva y fue su madre biológica la que le dio la noticia que le cambió las expectativas. Ahora pide que la ciencia le diga si es hija o no del gran Diego. Cuenta con un testigo que siempre calló y ahora habló: su mamá. Fue ella la que le relató que se encontró con Diego en un bar de Palermo y que una noche conoció aquellos amores que duraban un ratito.
Por eso hoy anda buscando que el ADN aclare los verdaderos alcances de un recuerdo que se vuelve más trasparente a medida que la pelea por lo que dejó Maradona se continúa expandiendo.
Eugenia es zurda, juega de diez en Independiente y cuenta que los que la van a ver a la cancha dicen que algo le habrá quedado de aquella pasión que estalló en Palermo, por más eventual furtiva que haya sido.
Por supuesto, anhela que le den la razón para poder sumarse a esa familia en constante desarrollo. Por las dudas, ya se ubica en la cola de hijos probables de un Diego, que vivió a fondo una celebridad que pagó al contado y una paternidad que viene saldando en cuotas.
El tema del lenguaje inclusivo sigue levantando polvareda. Un proyecto de ley de particulares ingresó este martes en la mesa de entradas de la Cámara de Diputados proponiendo que se prohíba el uso en documentos y actos oficiales y en establecimientos educativos del denominado “lenguaje inclusivo”, en cualquiera de sus formas.
La iniciativa, un ejemplo de cordura, lleva la firma de dos abogadas Patricia Alejandra Paternesi y Cynthia Roxana Ginni. Entre sus articulados establece que no se utilice “x”, “e”, “@”, etc., empleado para reemplazar el uso del masculino cuando es aplicado en un sentido genérico, así como de cualquier otra forma diferente a la lengua oficial adoptada por la República Argentina.
Esta semana, la deriva feminista tuvo varios agregados oficiales. El funcionario Emilio Pérsico cree que la tarjeta alimentar ha terminado consagrando un verdadero matriarcado. Al estar destinada sólo a las madres, expresó, deja a los hombres al margen del reparto y los alienta a salir a robar para hacerse de un peso o drogarse. La ministra mujeriega Elizabet Gémez Alcorta lo calificó de macho proveedor. Y le recitó el catecismo victimario para advertirle que no sólo atrasa eso que dice, sino que es una barbaridad insostenible el querer vincular al instinto ahorrativo de las mamis con la delincuencia feroz de estos días.
También las madres del Reino Unido están en la picota. Una ONG propone reemplazar la palabra “madre” por “persona que dio a luz”. Lo de tirarse contra las mamis es una herejía que ni siquiera merece argumentarse. Un exceso que le suma nuevos desatinos a las exageraciones de lo políticamente correcto.
Según informó Daily Mail, Stonewall, la organización LGBT+ que busca impulsar este cambio, invitó a los empleadores a abandonar por completo el uso de la palabra “madre” en sus comunicaciones institucionales y en el ámbito laboral, “para darles mayor inclusión a las personas que no necesariamente se identifican con el género femenino”. Borrar de un plumazo a las mamis, de donde sea, parece invitar más a las lágrimas que a la polémica.
Este absurdo ninguneo irá dejando sin madre a un mundo que ya tiene demasiado con este virus fatal, que no tiene padre a la vista y que anda buscando, como esos hijos que rondan a Maradona, que alguien se haga cargo de un desliz -en el boliche de Palermo o en el Laboratorio de Wuhan- que prohíbe madres legítimas y fabrica hijos que no son de nadie.
En China, las “personas que dan a luz” ahora pueden tener hasta tres hijos. Diego, desde el más allá, les viene ganando por goleada.
Diego vivió una celebridad que pagó al contado y una paternidad que va saldando en cuotas
Una ONG propone reemplazar la palabra “madre” por “persona que dio a luz”
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