Nuevos ancestros: hallan genoma humano de una población desconocida

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Por MIGUEL JORGE

Tal y como han descrito los investigadores, una taza de barro enterrada durante milenios bajo el suelo de una cueva de Satsurblia, en Georgia, ha revelado un hallazgo alucinante: el genoma de un humano antiguo cuya población es desconocida por la ciencia.

Lo que se sabe hasta ahora: que se trata de una mujer que vivió hace 25.000 años, por tanto, antes de la última Edad de Hielo. Sin embargo, y como señalan los investigadores, no solo el hallazgo en sí es histórico, el logro también muestra la viabilidad de identificar poblaciones humanas antiguas incluso cuando no hay huesos para recuperar, hasta ahora clave para la recuperación de ADN antiguo.

Es por ello que el ADN ambiental, que se puede encontrar preservado en el sedimento, se posiciona como una excelente manera de aprender más sobre el pasado. La clave: se deposita en las heces o fragmentos de hueso que se han convertido en polvo.

Además, la muestra también arrojó ADN de especies de lobos y bisontes que pudieron ubicar en el contexto de sus historias de población.

Según explican en su trabajo:”nestros resultados proporcionan nuevos conocimientos sobre las historias genéticas del Pleistoceno tardío de estas tres especies y demuestran que la secuenciación directa del ADN del sedimento, sin métodos de enriquecimiento del objetivo, puede producir datos de todo el genoma informativos de la ascendencia y relaciones filogenéticas”.

Cuentan en el estudio que la cueva de Satsurblia fue utilizada por humanos antiguos durante miles de años y que, sin embargo, solo se había secuenciado el genoma de un solo individuo del sitio, de un humano que vivió hace 15.000 años.

El equipo de científicos dirigido por el biólogo Pere Gelabert y el arqueólogo Ron Pinhasi de la Universidad de Viena en Austria fueron a buscar ADN ambiental en la cueva de Satsurblia. Allí obtuvieron seis muestras de suelo y las examinaron cuidadosamente en busca de rastros de material genético: Lo encontramos en forma de ADN mitocondrial. Fragmentario e incompleto, pero, una vez cuidadosamente reconstruido, suficiente para producir nueva información sobre las poblaciones que alguna vez habitaron la región.

De la mujer pudieron verificar que estaban ante un miembro de un grupo previamente desconocido de humanos modernos. Ese grupo ahora está extinto, pero contribuyó a las poblaciones actuales en Europa y Asia, como se descubrió cuando se comparó el genoma antiguo con los genomas humanos actuales.

En cuanto al lobo, su genoma también representó un linaje previamente desconocido, ahora extinto. Esto sugiere que las poblaciones de lobos cambiaron y se reformaron significativamente al final de la última Edad de Hielo, hace unos 11.000 años, con linajes como este que desaparecieron por completo.

Por último, el ADN mitocondrial que se encontró en el genoma del bisonte también se puede encontrar en el bisonte vivo actual. Los investigadores encontraron que su genoma estaba más estrechamente relacionado con el bisonte europeo y el bisonte euroasiático que con el bisonte norteamericano.

Según explican: “nuestros resultados demuestran que la secuenciación imparcial del ADN antiguo de los sedimentos puede producir datos de todo el genoma que son informativos sobre la ascendencia de varios taxones. El ADN de sedimentos antiguos de todo el genoma podría abrir nuevas direcciones para el estudio de ecosistemas completos, incluidas las interacciones entre diferentes especies y aspectos de las prácticas humanas vinculadas al uso de animales o plantas”.

Un hallazgo que demuestra que, gracias a la tecnología actual, excavar en la tierra puede ser mucho más revelador de lo que creíamos posible.

 

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