La dieta de los barrios: muchos alimentos procesados y escaso consumo de frutas y verduras

Por cuestiones de costo o de tiempo muchas familias no cocinan en casa y resuelven con alimentos ricos en grasas y calorías

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Papas, fideos, arroz y aceite. La mujer enumera esos cuatro elementos en la sede de una ONG platense donde dos de sus cuatro hijos se tratan por problemas de desnutrición. Y comenta que son esos cuatro ingredientes los que representan la base de la alimentación familiar, la mayoría utilizados en las llamadas “comidas de olla”. Lo llamativo es que la familia se dedica a trabajar la tierra en la zona del cordón hortícola platense. Y sin embargo en su alimentación cotidiana no hay verduras de hoja, ni frutas, ni -salvo escasas excepciones- carne y leche.

La historia es relatada por Celeste Furlotti, nutricionista coordinadora de los centros CONIN de Los Hornos y Ringuelet donde reciben asistencia familias que tienen chicos con problemas de nutrición.

Para Furlotti, algunos de los factores que contribuyen a la presión elevada en chicos están muy presentes en las historias que a diario llegan a los centros CONIN.

“En los barrios el sedentarismo de los chicos se intensificó mucho con la pandemia y crecieron las horas pantalla en detrimento de otro tipo de actividades”, cuenta.

En cuanto a las deficiencias en las dietas que mas se ven, Furlotti habla de “malnutrición por déficit y por exceso”.

“En los últimos años ha crecido mucho el sobrepeso y la obesidad en los chicos y esto se debe al exceso de comida chatarra, con poca elaboración y muchos alimentos enlatados y procesados”, dice Furlotti.

Como contrapartida no se consumen muchos alimentos naturales, como frutas o verduras.

Incluso, en los sectores económicamente más postergados en los últimos años se nota una reducción del consumo de carnes y lácteos.

“Las carnes que más se consumen son los cortes más económicos como las alas de pollo o la carne picada. Al mismo tiempo, los lácteos plantean un problema, porque la mayoría de las familias no accede al yogur o a los quesos, pero sí toman leche en polvo que reciben a través de la asistencia social. El problema es que esa leche no siempre se diluye bien. A veces se diluye por demás, para hacerla rendir más y eso va en detrimento de la alimentación de los chicos”.

Para Furlotti, todos esos alimentos que no aparecen en la dieta se reemplazan por “comida de olla” o alimentos procesados, harinas, los cuales tienen mucho sodio y favorecen la presión alta.

Furlotti dice que “hay familias que no tienen una cultura alimentaria que contemple la inclusión de vegetales en la dieta y otras que lo que no tienen es tiempo. Incluso las que trabajan en las quintas, están permanentemente entre vegetales, pero disponen de poco tiempo para cocinar en casa y terminan salteándose comidas o resolviendo con algún alimento procesado”, sostiene.

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