El Pulga Rodríguez va de menos a más y al equipo le faltan titulares fundamentales
Edición Impresa | 2 de Agosto de 2021 | 02:52

Por MARTÍN CABRERA
El Pulga Rodríguez tuvo su bautismo desde el minuto 0 con la camiseta de Gimnasia. Por primera vez salió con el equipo y arrancó el partido. Lo hizo con la camiseta número 8, jugando de mediapunta. ¿Cómo anduvo?
Se paró detrás del Tanque Contín, preferentemente por el centro y hacia la izquierda. No estuvo muy activo como en ciclos anteriores en Atlético Tucumán o Colón, pero siempre fue una amenaza para la defensa rival. Al menos se llevó marcas y las miradas de todos.
Por esa punta desbordó un par de veces en el primer tiempo, incluso tiró un centro que pasó por toda el área y nadie pudo empujar. Además fue generoso dejándole un tiro libre a Matías Miranda, que se atrevió a pedirle la pelota frente al arco de Unsain.
Promediando el primer tiempo se quedó unos segundos en el piso, tomándose la parte posterior de su pierna izquierda. No fue nada, pero mientras duró esa caída los corazones de los hinchas (y los técnicos) se detuvieron. Está claro que apunta a estar bien desde el 18 de agosto en adelante.
En el complemento se vio lo mejor. Fue protagonista de la jugada que terminó en el gol de Pérez García y tuvo un mano a mano que fue invalidado por el asistente Juan Pablo Milenaar, a quien miró y le dijo algunas cosas. Estaba habilitado.
Con poco fue uno de los estandartes de Gimnasia, que luego de un primer tiempo más que correcto logró la ventaja, tras pelota parada y una vieja fórmula: cabezazo en el primer palo para que el uruguayo Fratta empujara debajo del arco.
Casi sin darse cuenta estaba 2-0, en una jugada que mostró un error del árbitro y dejó una enorme duda del asistente. Fue la jugada en la cual Luis Rodríguez quedó mano a mano con Unsain. El arquero quiere despejar con sus pies pero llega a destiempo y la empuja con sus manos. Era, en caso de no culminar en gol, tiro libre y expulsión. Pero en el rebote Matías Pérez García le pega suave por arriba. La pelota picó dos veces y debajo de l travesaño despejó Adonis Frías. ¿Ingresó el balón? Tras varias repeticiones no pudo verse, pero el asistente Milenaar no dudó en indicar la mitad de cancha.
A partir de ahí se terminó el partido de Gimnasia. Defensa, que jugó sin la mayoría de los jugadores que en enero salieron campeones de la Sudamericana y meses después de la Recopa, empezó a jugar al juego que más le gusta y entienden. Los cambios de Beccacece le hicieron bien al equipo, ya que de inmediato Francisco Pizzini y Gabriel Hachen empezaron a manejar el balón de banda a banda, pacientes, buscando el agujero para entrar.
Descontó dos minutos después Pizzini tras error de Morales en un despeja y el quedo de Matías Melluso. Fue Walter Bou el que empató el juego sobre el final tras otro ataque por la banda derecha de la defensa. Y en el quinto minuto de descuento Contreras clavó el 3-2 tras un horror de los defensores.
Perdió Gimnasia. La derrota dolió por las formas. Claro que despertó broncas. Pero el objetivo principal es otro y las ausencias, para entender lo sucedido, no es un temas menor. El equipo apunta a la Copa Argentina y hacer un buen torneo. Con Guiffrey y Coronel tendrá más seguridad en el fondo, y dentro de unas semanas el Pulga, mayor rodaje. Cuando pasen unas horas y mastique la bronca, llegará la tranquilidad. Y la urgencia de corregir errores que le están costando muy caro.
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