Sube el estrés laboral y lo sufren más las mujeres y los jóvenes
Edición Impresa | 23 de Agosto de 2021 | 04:10

Sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia; baja autoestima; poca realización personal; estado de nerviosismo sostenido en el tiempo; dificultad para concentrarse; dolor de cabeza, insomnio, bajo rendimiento; impaciencia e irritabilidad, son algunos de los síntomas que identifican al “burnout”, un síndrome que, de acuerdo al “Índice de Bienestar Emocional y Estrés en los Trabajadores Argentinos” en el marco de la pandemia de Covid-19 elaborado por la Universidad Siglo 21, afectó este año en nuestro país a un 5 por ciento más de trabajadores.
También conocido como síndrome de estrés laboral crónico, el índice identificó que los habitantes de la ciudad de Buenos Aires -en comparación con otras ciudades, como en La Plata-son quienes registran los mayores niveles de estrés crónico, mientras que las personas más afectadas son mujeres en el rango etario comprendido entre los 41 y 51 años.
En cambio, los menos perjudicados fueron quienes pudieron continuar con su actividad laboral en un horario flexible, mientras que entre las razones de este síndrome se destacan las relacionadas con la familia-trabajo, pertenencia, interés y desconexión.
La doctora Liliana Moroni, coordinadora del Equipo de Psicopatología del Centro Médico Fitz Roy, asegura que este desgaste laboral puede afectar a cualquier trabajador, cumpla el rol que cumpla. “Es una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico -señala- cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal”.
La especialista detalla que el trabajador “puede sentir más carga de trabajo y menos tiempo libre-recreativo. Se comienzan a palpitar sentimientos que le generan malestar, conflicto, insatisfacción, inseguridad, y que lo lleva a ubicarse con menor confianza en sí mismo, y hasta subjetivamente menosprecio por esa merma de valoración”.
Otros de los síntomas de este tipo de estrés es que el espacio laboral comienza a no satisfacer los intereses, las tareas comienzan a demandar mayor energía, y esto produce un mayor aislamiento social. A partir de allí, comienza un desequilibrio entre la vida social y familiar, según definen los especialistas, aunque la doctora Moroni destaca que el nacimiento de este síndrome “no está vinculado a la pandemia, sino que la crisis sanitaria lo remarcó y acentuó aún más. Para quienes trabajan en modalidad remota, además de las tareas laborales, aquellos que tienen hijos, tuvieron que destinar parte de su rutina a ayudarlos y acompañarlos, sin dejar de lado las exigencias propias del trabajo. Es por esto que a partir de tener el diagnóstico que confirma la presencia del síndrome, se deberían implementar diversas herramientas tales como charlas, talleres, capacitaciones guiadas por los líderes de los sectores más afectados, entre otros”.
No desatender los síntomas
En primer lugar, según la especialista, “es importante estar atentos a la falta de energía, irritabilidad, aumento de la ansiedad y sensación de abatimiento para una detección temprana del burnout”.
Para combatirlo, se recomienda ir a un gimnasio, darse el tiempo para disfrutar de un almuerzo saludable, salir a caminar, entre otras, al tiempo que se sugiere bajar las expectativas o metas propuestas para que sean realistas y acordes a las verdaderas posibilidades de cada uno.
“Advertir los pequeños logros - apunta Moroni- darles visibilidad, no minimizarlos sino remarcarlos, y pensar que merecen celebrarse para compartirlos con compañeros, amigos o familia, son metas que resultan claves. Y en estos momentos donde las restricciones se están abriendo, es recomendable, en caso de hacer home office, cambiar de lugar físico, ir a un bar, a la casa de un familiar o volver a la oficina al menos dos días por semana para empezar a compartir con los compañeros”.
LO SUFRE MÁS GENTE DE LO QUE SE CREE
De acuerdo a los estudios de la Universidad Siglo 21, más del 40 por ciento de los argentinos sufre de agotamiento laboral, que se presenta con síntomas como la dificultad para relajarse y realizar otras actividades después del trabajo, sumado a un sentimiento de desmotivación.
“Muchos trabajadores indican que ‘siempre o casi siempre’ les resulta difícil relajarse luego de una jornada laboral, y el 34,3 por ciento señalan que están tan cansados que no pueden dedicarse a otras cosas después del trabajo”, señala el informe del Observatorio de esa casa de estudios.
La misma investigación indica además que “el 20 por ciento se siente cada vez menos involucrado con su trabajo, el 21,4 por ciento duda que su desempeño contribuya en algo interesante, y el 20,2 por ciento considera que ha perdido interés”.
Leonardo Medrano, integrante del Observatorio, explica que “el estrés es una respuesta del organismo que ocurre cuando una persona percibe que la demanda supera los recursos que tiene. Y como respuesta a esa demanda, el organismo libera hormonas que mejoran el rendimiento y dan un extra de energía. Hasta ahí es necesario y saludable, el problema es cuando el estrés se hace crónico”.
Otro estudio de la misma Universidad elaborado en siete ciudades argentinas, ubicó a San Miguel de Tucumán como una de las que presentó niveles más altos de agotamiento, uno de los síntomas del “burnout”, con un 13,9 por ciento, seguida por Corrientes, con 11,7 por ciento.
Para Medrano, esto se explica porque el estrés es un “fenómeno subjetivo generado por esa sensación de desbalance entre la demanda y los recursos, que no está determinado en su totalidad por factores externos”.
En la lista de las “ciudades más estresadas”, se apuntaron también Rosario (9%), Córdoba (8,7%), Mendoza y Comodoro Rivadavia (7,4%).
Pero más allá de los números, los especialistas advierten que el estrés crónico tiene serias consecuencias, ya que es uno de los “predictores de la depresión”.
“Quien tiene estrés crónico -señala Medrano- duplica las probabilidades de tener depresión en el futuro, mientras que la depresión es, a su vez, la principal causa de incapacidad en el mundo”.
Según el estudio, las mujeres son “más propensas” a experimentar el síndrome del “burnout” (13% versus 7%), diferencia que se explica por la dificultad de recuperarse emocionalmente luego del trabajo ya que, en general, continúan ejerciendo tareas en la casa.
Para combatir el estrés crónico, los médicos recomiendan tener una buena recuperación: “Es necesario desconectar, dejar de responder mails y mirar redes sociales, y añadir ejercicios y reuniones sociales”.
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