La ola de calor y sequía en Estados Unidos afecta al trigo y maíz: ¿beneficiará a la Argentina?

Hay previsiones de una cosecha menor a lo proyectado

El intenso calor que se viene registrando en el oeste de Estados Unidos está afectando directamente en las plantaciones de trigo y maíz y los agricultores ya se hacen la idea que la cosecha no será la esperada.

Las altas temperaturas sumado a un verano seco hacen que el suelo no tenga la humedad necesaria para nutrir las plantaciones. Algunos, según lo que sembraron, tratan de adelantar la cosecha, que en muchos casos deben hacerla de noche para esquivar el calor del día.

Incluso se habla que esta ola no tiene precedentes y que la humedad de la tierra se ubica en los mínimos históricos.

Esta variable climatológica tiene su correlato en el principal mercado de cereales del mundo, Chicago, donde el trigo y el maíz acumulan subas en sus precios. Además, una reciente suba del petróleo también los empuja hacia arriba.

Varios prevén que de mantenerse en los números actuales también podría registrarse un alza de los precios de los alimentos, lo cual también le daría a la inflación la posibilidad de dar un salto.

¿Puede beneficiar a la Argentina?

La siembra de trigo finalizó con la incorporación de 6,5 millones de hectáreas, en línea con lo implantado la campaña pasada, y con una producción proyectada en 19 millones de toneladas, dos millones más que lo obtenido en el ciclo anterior, según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).

Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) auguró una cosecha histórica calculada en 20,1 millones de toneladas sobre una superficie de 6,9 millones de hectáreas.

En un contexto donde los precios internacionales permiten la obtención de márgenes positivos para el sector, impulsando la siembra del cereal, el clima vuelve a imponerse como un gran condicionante para alcanzar las marcas previstas por las entidades bursátiles.

Si bien meses atrás los modelos climáticos indicaban la posibilidad de un clima más benigno con el cultivo, los últimos pronósticos acrecentaron las posibilidades de que se desarrolle el fenómeno de La Niña, lo que significará, de concretarse, menores lluvias al promedio histórico.

En este sentido se expresó la BCR en su último reporte sobre estimaciones agrícolas: "Las lluvias de la primera mitad del invierno de este año están muy por debajo de los acumulados medios históricos de los últimos 30 años, tal como pasaba en el 2020".

La analista agrícola de trigo y girasol de la BCBA, Daniela Venturino, remarcó que existe cierta preocupación en el sector respecto a la falta de lluvias durante agosto y las posibilidades de que se concrete un nuevo año Niña, pero aclaró que "con pocos registros hídricos durante este mes, podría aguantar el cultivo".

"A priori, para septiembre habría una reactivación importante de las lluvias con lo cual, en ese momento donde empiezan a definirse estructuras reproductivas habría humedad suficiente para llenar el grano. No estaríamos alcanzando rindes máximos, pero no se estaría viniendo a pique como sucedió un año atrás", sostuvo Venturino.

No obstante, advirtió: "Si durante agosto no se dio nada, y llegamos a septiembre y no se producen las lluvias pronosticadas, puede haber una situación grave".

Para el ingeniero agrónomo de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP), Juan José Ajís Blasco, en línea con lo que dijo Venturino, sostuvo que "a pesar de que no hubo lluvias en el último tiempo, los cultivos pueden mejorar rápidamente. Va a aumentar el crecimiento vegetativo y eso no generaría problemas en el rinde final, pero sí sería crítico que sucediera una etapa de 40 a 50 días sin lluvias entre octubre y noviembre" para los rendimientos.

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