Golpean, torturan y asaltan a jubilados

Cinco ladrones redujeron a una pareja que miraba una película. A ella la hirieron con un destornillador. Robaron 227 mil pesos

Edición Impresa

Recién corrían los primeros minutos del domingo pasado cuando una pareja de jubilados miraba en su cuarto una película de ficción. Pero por circunstancias del destino, momentos después terminaron siendo, involuntariamente, protagonistas centrales de una verdadera historia de terror.

Es que de repente se encontraron con un desconocido dentro de esa vivienda situada en 203 entre 526 y 527, en una zona de Abasto en la que predominan las quintas hortícolas.

Se trataba de un delincuente que enseguida le abrió la puerta principal a cuatro cómplices que esperaban afuera. Comenzaba así una madrugada de pesadilla que duró dos horas y en la que, además de despojar a los damnificados de una fuerte suma de dinero y muchos objetos de valor, la banda los sometió a repetidos golpes y a tormentos físicos y psicológicos, reconocieron ellos mismos en un mano a mano con EL DIA.

“PEDÍAN DÓLARES”

El terrible episodio recién trascendió ayer y una de las víctimas, Valentina Cherubini (69), aceptó relatarlo en detalle.

“Mi pareja y yo mirábamos una película en nuestra habitación, y nos encontramos de golpe con un muchacho que entró por el ventiluz del baño, por un lateral de la casa”, recordó Valentina, sin pasar por alto que su hijo ya se encargó de reparar los daños y reforzar esa abertura con una reja.

Lo primero que hicieron los intrusos fue amenazar a la pareja con un cuchillo tramontina, aunque también tenían armas de fuego, una de las cuales apoyaron en la frente de la mujer. Para terminar de controlar a unas víctimas que no querían ni podían oponer resistencia, los ladrones apelaron a los golpes.

“Nos pegaron bastante”, reconoció Valentina, que en esos minutos tremendos no podía dejar de pensar en su pareja, Alfredo Rondinelli (70), ya que “tiene colocados siete stents”, reveló a este diario.

Después de revisar los dos dormitorios, los asaltantes se apoderaron de los ahorros de Cherubini y todo el efectivo de Rondinelli: “A mi me sacaron 200.000 pesos y 27.000 que mi pareja había cobrado por su trabajo en una compañía de seguros”, explicó.

Según comentó Cherubini, los intrusos estaban totalmente vestidos de negro, con guantes de cuero y lana y pasamontañas, “salvo el jefe -aclaró la mujer- que tenía la cara al descubierto”.

Aunque ya tenían una buena suma de dinero en efectivo, los sujetos querían más. Fue entonces que la pareja de jubilados padeció castigos físicos, “porque nos pedían dólares, que no teníamos”.

“TENEMOS TODA LA NOCHE”

La mujer reveló que los agresores sacaron fundas de las almohadas y las pusieron “sobre nuestras cabezas” durante unos cuantos segundos. No fue todo: “Como yo no podía sacarme de la muñeca una pulsera esclava, uno de ellos agarró una tenaza y me la arrancó sin importarme lo que me dolía”.

Como si fuera poco, Cherubini mencionó también, angustiada, que le presionaron un brazo con un destornillador, tan fuerte, “que me quedaron varios moretones”.

En una estrategia destinada a minar psicológicamente a sus víctimas, la jubilada citó que los intrusos lanzaron frases aterradoras, como “tenemos a su hijo, así que colabore”; o “tenemos toda la noche para quedarnos”.

“Hasta el cabecilla me decía que quería que le dijera dónde había más plata ‘o te quemo’ me amenazaba”, agregó. En su desesperación por alzarse con más efectivo y pertenencias valiosas, los maleantes no tuvieron miramientos. “Buscaron dinero rompiendo la tapa de algunos libros, un velador y hasta en el interior de los zapatos”. Si bien no había en la casa más que los 227.000 pesos que tenía la pareja, engrosaron de manera ostensible ese botín con otras pertenencias.

Según Cherubini, “también nos robaron alhajas de oro, relojes, celulares, perfumes importados y muchísima ropa, especialmente de abrigo”. En su repaso sobre lo que constituyó “el primer robo que tengo en esta casa, donde vivo desde toda la vida”, recordó que los asaltantes “parecían tener entre 24 y 28 años. Y lo que más nos llamó la atención es que actuaron como profesionales. Se comunicaban entre ellos sólo con señas”.

Supo Valentina de boca de testigos que la banda llegó y se fue en un auto “negro y bastante nuevo”.

En tanto, ella y su pareja fueron asistidos por familiares que viven cerca y llegaron rápido. “Alfredo llegó a tener 22 de presión arterial”, lamentó la mujer.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE