Asalto con golpes y tortura: forcejeó con tres delincuentes armados

Por la mañana, un contador jubilado abrió la puerta de su casa de 466 entre 19 y 21 para levantar el diario y se topó con la banda. Hasta le colocaron una bolsa en la cabeza. Se llevaron un poco de plata, un celular y un reloj

Edición Impresa

Hace algo más de 20 días, la pareja de jubilados (el hombre de 76 años y su esposa, de 72) se estremeció estando en su vivienda de City Bell debido a violentos golpes contra la puerta principal, de madera sólida.

Viendo el peligro inminente de ingreso de ladrones a su casa, situada en 466 entre 19 y 21, Héctor Busti (76) atinó a activar la alarma vecinal. Ante la sirena, los delincuentes desistieron de ingresar y optaron por darse a la fuga.

Pero según lo informado en la tarde de ayer por Busti a este diario, “estos mismos ladrones volvieron a las 8 de la mañana de hoy (por ayer)”. Y lograron esta vez, lo que no pudieron en aquella ocasión.

¿Cómo fue?. El propio contador jubilado se lo relató a EL DIA: “abrí la puerta para buscar el diario en el parque de casa, luego de haber observado por los ventanales de la casa que no hubiera nadie. Pero al final, estos tres delincuentes enseguida se me vinieron encima, luego de haber saltado la reja del frente”.

Al menos uno llevaba un arma, según vio la víctima. En esos momentos de terror, su obsesión fue que “los delincuentes no fueran hasta la planta alta, porque estaba durmiendo mi esposa”, contó.

Por eso, indicó que no dudó en trabarse en lucha contra los intrusos. Superado por la fuerza de ese grupo, “terminé cayendo al piso y me empezaron la golpear la cara, una y otra vez, contra la escalera” que conduce hacia el piso superior.

Al momento de recibir a este diario, todavía tenía buena parte del rostro enrojecido por efecto de esa violencia.

No fue la única tortura al que lo sometió la banda. También, según informó, le colocaron en más de una ocasión “una bolsa de nylon sobre mi cabeza, para provocarme asfixia”. A tal punto, que les imploró que “me la quitaran porque me ahogaba”, recordó.

Como si fuera poco, consignó el damnificado, “me ataron de pies y manos con precintos. Todavía tengo las marcas”.

“Me puse a forcejear con los tres ladrones porque no quería que fueran a la planta alta, donde dormía mi mujer. Pero me hicieron caer al piso y me golpearon la cara contra la escalera y me ponían una bolsa en la cabeza”

Héctor Busti (76)
Jubilado damnificado

“YA LE DIMOS UN TIRO”

Con el propietario de la vivienda bajo su control, uno de los delincuentes finalmente subió a la habitación de la mujer de Busti, Graciela Estévez (72).

Y si bien la mujer no sufrió un tormento físico como su marido, el ladrón que se le puso enfrente apeló a un apremio psicológico.

En tal sentido, Busti reveló que “a mi mujer ese ladrón le dijo que me tenían en la planta baja y que me habían pegado un tiro. Y que si no le decía dónde había una suma fuerte de dinero, me iban a pegar otro balazo”.

En definitiva, detalló que la banda se apoderó de “entre 12.000 y 13.000 pesos, el celular de mi mujer, un reloj pulsera mío y alguna que otra cosa chica que, seguramente, descubriremos cuando ordenemos bien la casa”, calculó.

Busti estimó que el trío de delincuentes permaneció en su hogar “entre 20 y 25 minutos”.

LLAMADO EN MEDIO DEL ASALTO

El jubilado está convencido de que si no se quedaron más tiempo fue porque “sonó el teléfono y uno de ellos me pidió que atienda y que ni se me ocurriera decir que estaba en medio de un asalto”.

Consultado sobre quién se había comunicado, aseguró que “al atender no me habló nadie”. Eso mismo les dijo a quienes lo tenían de rehén en su propia casa, al igual que a su esposa.

“Creo que habrán pensado de que sería la Policía, por lo que desconfiaron y apuraron la fuga”.

“INDEFENSO EN MI PROPIA CASA”

Promediaba el extenso diálogo que Busti mantuvo con este diario cuando soltó una reflexión que, seguramente, la deben haber experimentado otras víctimas de episodios de estas características.

“Una vez que los delincuentes se metieron acá, tuve la muy fea sensación de sentirme indefenso en mi propia casa”, confesó Busti.

También sacó otra conclusión: “no eran para nada improvisados”, dijo y calculó que los asaltantes “deben tener entre 25 y 30 años”, por lo que dejaron ver sus rostros, casi todo el tiempo sin barbijos cubriendo la nariz y boca.

El paso de estos ladrones por esta vivienda de City Bell dejó, por otra parte, una imagen curiosa.

“Cuando se estaban yendo (los asaltantes) mi mujer salió al balcón de la planta alta. Uno de ellos se dio cuenta y la saludó con la mano”, reveló. Según apuntó, su esposa hizo lo propio con el maleante.

Busti enseguida señaló que “de la cuadra se fueron a pie, pero un vecino comentó que al parecer en la esquina los estaba esperando al menos un cómplice en un vehículo” cuyas características no habían trascendido ayer.

Un rato más tarde, personal policial de esa jurisdicción se presentó en el lugar.

Y tras interiorizarse sobre las características físicas y la vestimenta de la banda, salió en su búsqueda. Pero al cierre de esta edición, nada se sabía acerca de su paradero.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE