Italo Piccoli
Edición Impresa | 6 de Agosto de 2021 | 04:31

Una profunda tristeza provocó la muerte del contador Italo Piccoli. Además de haber sido un reconocido profesional especializado en el asesoramiento impositivo se destacó por la calidad de su persona. Por el apoyo incondicional que prestó a los suyos y los gestos de nobleza para aquellos que incluso no conocía tan íntimamente, será recordado con un profundo afecto y mucho respeto.
Había nacido el 1º de septiembre de 1938, en General Conesa, provincia de Río Negro. Hijo de Victorino Piccoli e Inés Navarro, creció junto a una hermana menor, Norma.
Inspirado en el ejemplo de sus padres (un inmigrante italiano que trabajó duro de albañil y una madre que acompañó, no sin sacrificios, el proyecto familiar), Italo Victorino aplicó en su experiencia vital lo aprendido desde muy joven: la actitud esforzada fue para él más que un costo la causa de grandes satisfacciones.
Era un adolescente cuando la familia se trasladó a vivir a La Plata, concretamente a Tolosa. Completó el secundario en el ex Comercial San Martín, mientras ayudaba a su padre en las obras de construcción, trabajo que alternaba con el reparto a domicilio de una farmacia.
Con el título de Perito Mercantil ingresó a facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, donde siguió la carrera de Contador Público Nacional. También en el transcurso de esa formación debió ganarse la vida y accedió, como ordenanza, a las oficinas de lo que era por entonces la Dirección General Impositiva -DGI-.
En la dependencia nacional escaló posiciones a medida que los estudios lo iban habilitando, y llegó a ser, una vez graduado, inspector de la repartición. Después de unos años de labor en relación de dependencia y con suficiente experiencia acumulada montó, junto a un socio, su propio estudio contable, que mantuvo durante décadas. Tanto amó la actividad que en los ´90, ya con un largo recorrido en su haber, se recibió de un posgrado de especialización en Procedimiento Impositivo y Ley Penal Tributaria.
Tuvo otra pasión que transmitió como una marca a fuego a sus hijos: Estudiantes de La Plata.
Dedicado por entero a su familia, fue padre, y excelente consejero, de Pablo -abogado-, Gabriel y Diego -ambos contadores-, los hijos que tuvo junto a su esposa, María E. Seghesio. También sobresalió, por su entrega, en su rol de abuelo de siete nietos.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE