“Alondra… alma profunda de la vida”: un homenaje a una poeta valiente

Paula Rosenfeld utilizó los textos de denuncia y pasión de Carmen Soler para construir el unipersonal que se muestra el domingo

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Carmen Soler fue una poetisa paraguaya que luchó contra la dictadura de Alfredo Stroessner desde sus poemas y murió en el exilio, en Argentina. Pero su legado, su obra, vive, plena de vigencia y potencia, gracias a su nieta, Paula Rosenfeld, quien hace 15 años convirtió los textos de “La Alondra herida”, uno de sus trabajos, en una obra de teatro, “Alondra… alma profunda de la vida”, que volverá a ponerse en escena el domingo, a las 19, en El Altillo del Sur (1 casi 67).

El espectáculo unipersonal, protagonizado por Rosenfeld (que escribió la obra junto a la directora, Rosa María González), se presentó por primera vez en 2005, a 20 años de la muerte de Soler, en Paraguay, luego de que Rosenfeld leyera el libro de su abuela. “La Alondra herida” no había visto la luz durante la vida de Soler, prohibida por el régimen de Stroessner, y fue editado por primera vez en Argentina, por la hija de Soler, la madre de la actriz; Rosenfeld encontró ese volumen a los 30 años y “me sentí completamente identificada: me reencontré con mi abuela desde un lugar de adulta”.

Rosenfeld relata en diálogo con EL DIA que sintió que esos textos eran “mi herencia”, y supo que con “esos poemas cargados de ilusiones, de emoción, de compromiso con su pueblo y con éste pueblo” tenía que “hacer algo: se tenían que conocer esos textos. No porque fuera mi abuela: sentía que eran textos que eran vigentes, siguen vigentes. Y necesarios”.

Seguir difundiendo la obra de Soler tenía para Rosenfeld, además, otra misión ligada a una idea de la propia poeta: “Ella decía que no importaba que no se acordaran de su nombre, de quién había escrito esos poemas, sino que fueran útiles, que el lector se apoyara en ellos para decir lo que no tenían permitido decir, crear otras cosas a partir de allí”.

Soler levantó la voz cuando nadie lo hacía. Escribió sobre “la pobreza de su Paraguay, de la mujer campesina”, tras tener contacto con el país profundo en su tarea de maestra rural. Voz temprana que denunció la opresión contra las mujeres, “estuvo en contacto con realidades muy crudas, donde además de ser pobres sufrían el sometimiento por ser mujer. En Paraguay era muy notoria la diferencia entre quiénes tenían voz, decisión, sobre todos los aspectos de la vida, y quiénes no”.

“Era valiente”, dice Rosenfeld. Con coraje y poesía, luchó contra la dictadura de Stroessner que había desaparecido a su hermano. Fue a la cárcel tres veces, torturada, y hasta pidieron por ella y su libertad figuras como Pablo Neruda. Finalmente escapó de Paraguay y se radicó en Argentina, donde su hija recogió su poesía y publicó la obra en que se basa “Alondra… alma profunda de la vida”.

La obra toma los textos de Carmen Soler que, avisa Rosenfeld, no son poemas solo de demanda y lucha, sino también de amor y dolor: a partir de esos textos, junto a la directora buscaron la forma de encadenarlos para contar una historia “onírica”, protagonizada por una mujer en la que caben varias mujeres, donde los poemas, algunos con música, entran y salen en medio de “un juego de luces y sombras: la obra comienza en la oscuridad, a partir de esa situación de padecimiento, y termina con luz plena, proyectando una esperanza, una salida”.

 

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