Un nuevo bochazo en Medicina y una vieja discusión sobre la enseñanza
Edición Impresa | 16 de Octubre de 2022 | 03:09

La suma de indicios no puede ser más elocuente. Hay un refrán español muy conocido que dice: “Cuando el río suena es porque piedras trae”. Y si bien los refranes no tienen categoría de principios, muchas veces reflejan la verdad de lo que ocurre. De lo que viene ocurriendo, en este caso, en la facultad de Medicina de la UNLP, en donde los estudiantes de una materia tuvieron hace pocas jornadas un nuevo tropiezo generalizado en un examen. En esta oportunidad el “bochazo” alcanzó al 81 por ciento de los jóvenes que habían rendido un examen.
Según se informó, la prueba evaluó a 535 estudiantes: aprobaron 98 y desaprobaron 437. A partir de los resultados, algunos estudiantes calificaron la situación como “preocupante” y, asimismo, cuestionaron el “modelo” que se usó para evaluar. En realidad, se vuelve casi irrelevante determinar si son o no correctas las formas de calificar que adopten los profesores de las distintas materias. El problema pareciera ser más profundo.
Se conoce desde hace tiempo que existe un empobrecimiento de la calidad educativa, en una situación que se torna ciertamente preocupante cuando ello puede estar ocurriendo nada menos que en el área de la ciencia médica. El agua del río sonó hace muy poco cuando algunos estudiantes de la misma facultad promovieron la realización, por ellos mismos, de un “paro a la japonesa”, es decir la realización de actividades de aprendizaje de técnicas médicas, que se concretaron en las escalinatas de la unidad académica.
De ese modo, como forma de protesta por el nivel de enseñanza que reciben, decidieron visibilizar la cuestión desarrollando una serie de cursos sobre sutura y veno-punción, charlas sobre medicina popular, anticonceptivos, trabajos de parto y mostración de corazón, entre otras actividades. Poco tiempo antes se había tomado conocimiento de otro bochazo generalizado.
Como bien se sabe y tal como se reflejó en este diario, los estudiantes de Medicina estuvieron, acaso, entre los que más sufrieron durante la pandemia, al depender durante mucho tiempo de la sola conexión con docentes a través de las pantallas, por videoconferencias y rendir exámenes en una plataforma. En algunos casos, mientras persistía esta modalidad, denunciaron que fueron desaprobados luego de no poder conectarse a raíz de dificultades técnicas. No haría falta explicar la importancia que tiene para la formación del médico el contacto directo con los pacientes y, antes que ello, con los docentes.
Claro que hacen ruido las piedras que trae el río. Están a la vista no sólo los bochazos masivos, sino también los reclamos de muchos profesores experimentados, que protestaron contra este estado de cosas y a muchos de los cuales se les “aceleró” el retiro invocándose razones de edad. Por cierto que todo este panorama, revelador, entre otras cosas, de una paupérrima politización, tiene un precio muy alto, que corre por cuenta de la calidad educativa que reciben los alumnos de la Facultad.
Estas situaciones se desarrollan en un escenario de recarga de matrícula. Desde 2015 hasta aquí, la Facultad multiplicó por diez la cantidad de estudiantes, hasta llegar a 33 mil aproximadamente. Se sostiene que ese incremento tras la anulación del examen eliminatorio no se acompañó con docentes y aulas. Muy pocos -se dice que algo así como el 5 por ciento- llegan al último año de cursada.
Con facilismos inauditos en los programas, sin presencialidad en muchos casos, no cabe sino preocuparse por la calidad de la formación que imparte una facultad que, durante décadas, llenó de orgullo por su excelencia académica. Tal como se ha dicho aquí en otras oportunidades es de esperar que las autoridades universitarias rectifiquen rumbos y normalicen la formación y capacitación que merecen los jóvenes, teniendo a la vez a la vista la importancia que a estos temas le ofrece la mayoría de los países. Está demás decir lo que puede significar que se echen por la borda concepciones que exigen el mayor rigor y perfeccionamiento en los estudios médicos.
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