Wayra en Seúl: fuerza Bruta reafirma su romance con Corea del Sur

La compañía hará temporada en Asia hasta enero de la mano de un show interactivo que borra todas las fronteras

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El amor de Fuerza Bruta con Corea del Sur nació en 2013 cuando la compañía pisó suelo coreano por primera vez con una propuesta que, entre el teatro y la inmersión, causó furor. Tras aquella primera experiencia, el proyecto volvió en 2018 y 2019, y tenía programada otra temporada para 2020 que, por la pandemia, se postergó. Una postergación que se terminó a fines de septiembre cuando un contingente argentino de productores, técnicos y jóvenes artistas desembarcó en Seúl donde fueron recibidos como estrellas.

Será allí, en la ciudad de neón, en la nube de destellos, donde los argentinos harán presentaciones hasta el 4 de enero. “Pasamos Navidad y Año Nuevo acá”, cuenta, desde el otro lado del mundo, y a contramano de horarios, el actor Esteban Lisazo, uno de los “corredores” del show que está enloqueciendo a los coreanos.

“Culturalmente somos muy diferentes pero es tanto el aprendizaje que uno tiene de ellos como público, porque todavía conservan esa admiración plena por el que está arriba del escenario”, advierte el intérprete, que se confiesa “enamorado” de los espectadores de aquel país con los que, a pesar de las distancias culturales, han podido conectar.

“Nosotros somos mucho del afecto, del tocarnos, del besarnos. Yo quiero besar y abrazar a todo el mundo pero acá hay que saber tomar distancia y pedir permiso porque no es como en Argentina. Igualmente, son cariñosos pero de otro modo. No como nosotros que somos el extremo”.

De todos modos, advierte que “están muy pendientes de participar, les encanta la música, se divierten y bailan” y sostiene que, como artista, “tener un público así, tan amable y receptivo, es hermoso”.

Para el joven performer, la química que borra fronteras de todo tipo y color a lo largo del show es parte de la propuesta de Fuerza Bruta Wayra, un espectáculo interactivo que busca quebrar el sometimiento intelectual del lenguaje, utilizando todos los medios disponibles para operar eficazmente sobre la sensibilidad del espectador y traerlo a otros territorios donde existen otras leyes más poderosas.

Y en Wayra -que antes de viajar a Asia fue presentado durante las vacaciones de invierno en Obras para luego hacer base en Mendoza-, se esconde además otra energía: la de haber vuelto después de una pausa de dos años por la pandemia.

“Fue volver a encontrarse con el show, con las escenas, con la adrenalina, con esa energía grupal, con el público, todas cosas que se habían perdido y que algunos pensamos que tal vez no volverían”, remarca Esteban -“Chori” para los amigos y toldenses-, sobre esa experiencia “mágica” y “movilizadora” que vivió al regresar.

“Como público, ellos todavía conservan esa admiración plena por el que está en el escenario”

Parte del proyecto desde 2016, el joven performer ha viajado con la compañía por otros países como Uruguay (Punta del Este) y Brasil (Porto Alegre) pero nunca tan lejos como Corea, algo que lo tiene “feliz de la vida”.

“Personalmente, no puedo creer lo que es este país. Es una cultura muy pop, muy brillante. Ellos son muy respetuosos y tímidos, están muy bien organizados. Todo funciona bien. Todo está impecable. ¡Me tiene obnubilado! Todos los autos están limpios y son de alta gama: el otro día tardaron 20 minutos en arreglar un bache en la calle, terminaron, asfaltaron y los autos pudieron pasar por encima en ese momento. Es el primer mundo y se nota. Yo lo observo con mucha admiración. Los locales, las luces, las letras, el idioma, la gente, los subtes: es mucha información pero todo es espectacular”, detalla Esteban entusiasmado con su estancia en Seúl.

¿Algo a lo que no se acostumbraría de Corea? ¡Al idioma! “Creo que no podría acostumbrarme nunca: es muy complicado y leerlo, imposible. Pero creo que en otra vida, tal vez, lo aprendería. Pero por ahora creo que no”, dice, entre risas.

¿Qué no negociaría de su cultura? El mate. Para sus cuatro meses en el extranjero, se llevó seis kilos de yerba, elemento preciado y que, junto a sus compañeros y compañeras, cuidan como oro en polvo.

Agradecido por el buen vínculo laboral que sigue forjando con Fuerza Bruta (“yo elijo trabajar con ellos, y ellos eligen trabajar conmigo: es mutuo y hay mucho cariño”, admite), Esteban atraviesa un momento muy especial de su carrera como actor. “Estoy contento de poder decir que hay proyectos”, manifiesta, pensando en las puertas que se pueden abrir en su regreso al país, en 2023, y que lo tienen “cruzando los dedos”; una temporada que también lo tendrá en la tele siendo parte de la segunda temporada de “ATAV” para la que, antes de irse a Seúl, grabó su participación en dos capítulos.

 

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