“Desencantada”: de princesa encantadora a madrastra malvada

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Disney está en plena etapa de “deconstrucción”, y ese revisionismo ha llegado incluso a “Encantada”, la clásica película de 2007 que ya era autoconsciente: 15 años después de aquella, la reconocida actriz Amy Adams vuelve a ponerse en los zapatos de la soñadora princesa Giselle para la comedia musical “Desencantada”, secuela del filme que la llevó a la fama como una doncella de fantasía animada que debe aprender a vivir en la Nueva York real.

Ahora, en la película estrenada en Disney+ la pasada semana, “ya no es más un pez fuera del agua en el mundo”, según definió el director de la cinta, el realizador y coreógrafo Adam Shankman, quien aseguró que instantáneamente supo hacia dónde quería llevar el proyecto cuando llegó a sus manos.

Se trataba de toda una oportunidad: en “Desencantada”, Giselle y Robert son padres de una pequeña bebé y una adolescente en plena mudanza a la tranquila comunidad suburbana de Monroeville.

Sin embargo, las ilusiones de la protagonista pronto se verán en problemas al notar que sus relaciones familiares están cambiando y no se parecen tanto a lo que imaginaba, y en medio de una gran frustración, intenta usar la magia de Andalasa para solucionar todos sus problemas y miedos. Por supuesto, todo sale mal cuando convierte el lugar en un cuento de hadas en el que ella misma se sumerge en el rol de madrastra malvada y termina por poner en riesgo a los suyos, por lo que debe buscar la manera de revertir el hecho y descubrir su propia versión del “felices para siempre”.

 

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