Contratan amantes falsos para descubrir infieles verdaderos

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

Una nueva “profesión” online está siendo noticia en Brasil. Atractivas mujeres intentan seducir a los maridos de sus clientas para luego aportar pruebas de su (in)fidelidad. Las “inspectoras de fidelidad” brasileñas se han hecho muy populares en redes sociales como TikTok e Instagram. Cobran entre 20 y 150 reales para poner a prueba la fidelidad de los hombres de sus contratistas. Suelen escribirles mensajes a sus objetivos, contactando con ellos por WhatsApp e Instagram. Hacen capturas de pantalla de las conversaciones, de las fotos que envían, de los encuentros y luego le entregan todo a sus clientas. Nicolly, una “inspectora” de 22 años, acababa de dar a luz y estaba sin trabajo cuando fue abordada por primera vez por una mujer en Instagram que desconfiaba de su marido. Y le ofreció 100 reales para que intentara seducirlo. Si la relación se concretaba, la falsa amante tenía que aportar grabaciones. A partir de allí, surgieron otras mujeres, de buena presencia, que cobran por pescar infieles y hasta obtienen la recompensa extra de imaginar que su faena constituye una coqueta contribución a la causa feminista.

La idea de poder aportar pruebas irrefutables seguramente le dará más tranquilidad a los tribunales encargados de juzgar estas trampas medio forzadas.

En estos días, donde la terrible violencia de género sigue creciendo, a la justicia no le queda otra que hacer valer como evidencias suficientes las denuncias de las supuestas víctimas. Y a partir de allí se abre una causa.

Hubo un caso reciente que roza este tema. A principios de mes fue condenado un joven de Brandsen a seis años de prisión por haber obligado a su novia a tener relaciones cuando ella no quería. Lo curioso es que ella -una menor- apeló sin saber al recurso brasileño: como desconfiaba, se hizo pasar por una vecina enamorada de su novio y desde Instagram lo fue engatusando y lo citó en una plaza. El juicio tomó otros caminos, pero esa treta -la de hacerse pasar por otra para convertirlo en infiel- también resonó en una de las audiencias.

Ojo que este servicio de falsos enamorados ya funciona en Japón, aunque allá son ellos los que contratan galanes bien plantados, comedidos y de buena parla para ver si logran quebrar la fidelidad y el mal talante de esas esposas algo desganadas. Quieren saber cómo reaccionan ellas ante la aparición de estos cupidos subsidiados que las cortejan y les mejoran la autoestima y las perspectivas. Los contratan maridos celosos o desilusionados que necesitan una infidelidad para ponerle fin a tantas suposiciones. Todo un tema. Los encargados de llevar adelante esa tarea son los “wakaresaseya”, agentes privados que cualquier persona puede contratar para que seduzca a su pareja con el objetivo romper la relación u obtener pruebas para fines diversos. Exige por supuesto agentes con labia y pinta, como para que la dama en cuestión, con un marido frío y distante, vea en ese desconocido la oportunidad de un alivio y un desquite, algo que siempre ronda al amor.

Se sabe que la historia de toda pasión es un trabajoso entrevero de dudas y pretensiones. Por supuesto, el contratante les marca itinerarios y gustos de la apuntada y deja que este galán alquilado le ofrezca a la señora la chance de una revancha momentánea que bien ejecutada le dará nuevos temblores a la pareja. Pero las japonesas armaron un contraataque y lanzaron una campaña por las redes para advertir sobre esos desconocidos que surgen de la nada y que son obsequiosos, elegantes y cumplidos. ¿El consejo? Si el tipo vale, sigan el juego y enrédense con un varón elegido y pagado por sus esposos. Es un desquite perfecto: ellos gastan plata y tiempo para terminar como cornudos gravosos y complacidos.

PD mundialista: abrimos la columna tras el partido que ayer nos cambió algo más que el ánimo y el futuro futbolero. México otra vez nos dio una alegría. Como sede o como adversario. Después del lastimoso debut, los jugadores parecieron haber escuchado cien veces el sugerente estribillo de la bella canción de Fito: “Quién dijo que todo está perdido/yo vengo a ofrecer mi corazón”. Un poco de alegría nos merecíamos.

En Brasil y Japón se contratan seductores/as para poner a prueba la fidelidad de su pareja

Fito resonó en Qatar: “Quién dijo que todo está perdido/yo vengo a ofrecer mi corazón”

 

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