Con 73, hizo la Primaria, ya piensa en la Facultad y se va a Luján al trote

Omar Birocho participa en competencias de atletismo y planea una ofrenda a la Virgen, con un viaje de 170 kilómetros

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“Me dejaron en un cajón, a los seis meses”. Parece que las cosas no fueron sencillas para Omar Birocho. Pero ahí está, en su taller de bicicletas, con 73 años, su orgullo de egresado de la escuela Primaria como abanderado, miles de kilómetros corridos como atleta y varios proyectos: arrancar la secundaria para poder estudiar, luego, la carrera de profesor de Educación Física, y el más cercano, consistente en caminar los 170 kilómetros entre La Plata y Luján, desde el 5 de diciembre, como ofrenda a la Virgen.

Quizás aquella escena dolorosa de 1949 empezó a forjar todo lo demás para el atleta, hoy padre de cinco hijos y abuelo de 8 nietos y una bisnieta. Sus hijos quedaron en Roque Pérez, el pueblo en medio de la pampa donde se crió, formó familia y decidió dejar en 1980 por un trabajo de gruista en YPF. Nunca más se fue de La Plata. No obstante, se dará un gusto: una nieta, estudiante de Medicina en la UNLP, le entregará el título de la Primaria en pocos días.

En todo lo que cuenta el alumno ejemplar y atleta veterano suena el optimismo. “Es una historia muy linda. Me dejaron a los seis meses en un cajón, en un campo de Carlos Beguerié, un pueblo de Roque Pérez. Mi mamá era de Aróstegui, entre Las Flores y Saladillo. Ella pertenecía a un pueblo mataco. Se separó con mi padre y no podía llevarme. Entonces, me crió una familia”, recordó en una charla con este diario. Más adelante, de esa familia, emergería Julio Ricardo Villa, destacado futbolista que integró la selección en el Mundial ´78.

Con su padre pudo reencontrarse cuando tenía 5 años, pero eso no modificó su vida: “Cuando Perón saca una ley que los padres viudos o separadas podían legitimar a sus hijos, me dio el apellido. Me crié en el campo y tuve la suerte de seguir trabajando en el campo. A mi mamá no la pude conocer. Encontré a mi hermana en 2013. Ella vive en Lobos y el 1 de enero de ese año la fui a ver. Ella se preocupó por buscar a mi madre y la encontró”. Sonríe al evocar datos de aquellos últimos días de su madre, en compañía de la hija. Más atrás, las cosas parece que también habían sido difíciles para la mujer que, según el rastro histórico presente en Omar, debió dejarlos al retornar a su comunidad.

De adultos, los hermanos volvieron a ubicar a Birocho padre. El hijo no se detiene en detalles. Va hacia adelante. De la grúa lo bajó el desempleo en el año 2000. “Seguí con la bicicletería, tengo el taller”, apuntó sobre el comercio situado en bulevar 83 esquina 38, entre 119 y 120.

Toda la vida corriendo

Muchos antes que eso, corría. A pie y en bici. “Desde que tengo uso de razón corro. Fui campeón del grand prix de atletismo dos años seguidos, en la categoría de 64 a 70”, dijo. Eso requiere de ganar un largo ciclo de “maratones” en el año. Ante hubo muchos títulos. De ahí para acá, la pandemia no pudo frenarlo en la escuela y el atletismo. “Este año hice los 21 kilómetros (media maratón) en una hora y 49 minutos”, dijo. También terminó la escuela en julio.

Se viene el “profesor”

“Quiero ser profesor de educación física por el deporte que conozco. Quiero ser profesor y enseñar. Yo lo intento. Me propongo las cosas y las hago. Como lo de Luján. El objetivo es poderme comprar un terreno y poner la bicicletería”, dijo sobre lo que se viene.

Eso se ir a Luján, no es nuevo, pero el desafío está renovado: “El objetivo es que con la fe pueda comprar una casa. He ido siempre en bicicleta, tardé 6 horas en la bici. Pienso que tengo que hacer un esfuerzo más grande”.

La idea es correr y caminar. Para eso, se entrena con 20 kilómetros día por medio. El programa puede incluir, por ejemplo, los 24 kilómetros de la vuelta a la Ciudad por la circunvalación, al trote.

«En tren de desafiarse, Birocho sigue sumando: “Tengo que llevar el carrito con la Virgen”. El plan es unir ambas ciudades a través de la ruta 6. De La Plata a San Vicente, de ahí a Cañuelas y luego hasta Luján.

Para eso, Birocho pide compañía: “Me gustaría que acompañe alguien, aunque sea en bici”.

 

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