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Malena Villa: “Cuando vivo una emoción muy fuerte, necesito volcarla en canción”

La actriz, que durante la pandemia se lanzó a la música, protagoniza “Matadero”, adaptación metaficcional del relato de Esteban Echeverría contada a través de sus ojos

Malena Villa: “Cuando vivo una emoción muy fuerte, necesito volcarla en canción”

Malena Villa cuenta “Matadero” desde la mirada

28 de Noviembre de 2022 | 02:09
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Esteban Echeverría escribió entre 18238 y 1940 “El Matadero”, retrato temprano de esa grieta política y de clases que divide al país. Relato fundamental de la literatura nacional, la historia nunca había sido llevada al cine, hasta que el cineasta Santiago Fillol decidió abordar el clásico, aunque desde una mirada lateral: “Matadero”, que se estrena el jueves en salas del país, es la historia del sangriento rodaje de una adaptación del relato de Echeverría, una película maldita que nunca vio la luz.

En esta versión ideada por un cineasta norteamericano, los peones matan a los patrones como animales y se los comen. “Las revoluciones sólo se hacen con verdaderos sacrificios”, repite el cineasta a su equipo, compuesto de militantes clandestinos. La cinta prohibida finalmente ve la luz en el presente, en un festival de cine, y desde allí recuerda la filmación la asistente de dirección del cineasta megalómano, encarnada por Malena Villa. La película se cuenta desde sus ojos.

En diálogo con EL DIA, Villa, reconocida por “El Ángel” y “El lobista”, cuenta entre risas que Fillol la encontró “gracias al algoritmo de YouTube: entró a ver el reel de una actriz que le recomendaron y le apareció el mío al lado, le tengo que agradecer al algoritmo”.

 

Villa tocó en Lollapalooza y Primavera Sound, y comenzó a preparar su segundo disco

 

Fillol le pidió “inocencia”, cuenta: su voz narra la película desde el presente, cuando esa inocencia ya se ha perdido, tras los sangrientos sucesos de aquel rodaje, pero sus ojos, durante el rodaje, todavía tienen esa inocencia, esa convicción. Sus ojos están contagiados por las ideas de Jared, el cineasta norteamericano, en tiempos, en una década, de convicciones fuertes.

Su voz narra la película, y su personaje está todo el tiempo en escena, pero, al ocupar un rol totalmente subsidiario de Jared, casi no habla. Era importante, cuenta Villa, “la fotogenia. Santiago me habló de la fotogenia, me mostró escenas de películas y me explicó su teoría. Para él, la fotogenia se consigue cuando el espectador ve que lo que pasa en la escena pasa en tus ojos”.

Entonces, la película se cuenta no tanto a través de su voz como de su mirada. “Mi personaje tenía que estar empatizando todo el tiempo con lo que pasaba: mi trabajo en las escenas, en vez de estar yo actuando, era ver qué le pasaba a mis compañeros”, algo que, dice Villa, era “un trabajo actoral desafiante, completamente disruptivo para mi”.

Doctor en cine, docente, guionista de Oliver Laxe, Fillol, que firma su primer largometraje como director, es en ese sentido un cineasta distinto, “muy obsesivo y neurótico” pero “muy dulce para decir las cosas”, dice Villa. Todo lo contrario a Jared, “déspota”, una especie de “cliché del director de los 70” que pide “hacer películas que te defiendan de la muerte”. Acorde a los tiempos del cine, a Coppola y Herzog, “todo imponente, épico”; también, acorde a los tiempos de la política.

Pero Fillol, al contrario de estos grandes egos, intentó, al contrario, generar un espacio de rodaje ameno, necesario también dadas las condiciones: “Matadero” fue filmada en medio de una ola de frío que llevó nieve a Córdoba, durante la segunda oleada de COVID, en burbuja, durante ocho semanas que tuvieron que pasar todos juntos.

PANDEMIA Y MÚSICA

Una pandemia que, para Villa, fue especial: con la actuación paralizada, la actriz decidió lanzarse como artista musical.

“No lo viví como un cambio, porque no es que había decidido dejar de actuar”, cuenta, y revela que por entonces “me había llevado una decepción con lo actoral y un amigo, Toto Ferro, hizo un disco. Me invitó a cantar, ví como hacía su camino musical, y pensé que yo también podía hacerlo”.

Y probó. Eso la llevó, durante dos años, a estar concentrada en la música, mientras la pandemia impedía además su regreso a la actuación. “‘Matadero’ fue la primera película en la que volví a actuar”, revela la actriz de “El hincha”, que tiene todavía pendientes los estrenos de “El tema del verano”, una comedia de zombies, e “Inadaptada”, serie para Paramount.

Entre esos proyectos, Villa tocó en Lollapalooza y Primavera Sound, y comenzó a preparar su segundo disco, tras el lanzamiento de “La negación”. “Estoy manifestando las dos disciplinas a la vez”, dice, “y hay algo que está bueno en eso: en lo actoral hay algo de que siempre dependés de la aprobación del otro, de que otro te llame. La música, en cambio, es mi proyecto, con todos los riesgos que implica: si la peli está mal, la firma el director, pero mi proyecto musical lo firmo yo”.

 

“Lo musical es mi proyecto. Y es mi desnudez también. Por eso también me da mucho más miedo estrenar un tema que una película”

 

En ese sentido, agrega, “es muy sanador poder tener otra disciplina: le digo siempre a los actores que hagan otra cosa, además de actuar, es lo más rico que te puede pasar, y es muy lindo poder elegir los proyectos como actor. Cuando hay una necesidad de trabajo y sos solo actor, a veces terminás en proyectos que no querés…”

“Actuar”, avisa, “me fascina, me enamoro de los proyectos, de los directores, pero siempre es el proyecto de otro donde uno se mete, pero lo musical es mi proyecto. Y es mi desnudez también. Por eso también me da mucho más miedo estrenar un tema que una película”.

Pero ya no puede vivir sin componer: la música se ha transformado en un poderoso vehículo de expresión, “la composición se volvió una catarsis emocional para mí. Al principio no me di cuenta, fue inconsciente, por eso mi disco se llama ‘La negación’, estaba hablando de cosas que me estaban pasando y me hacía la boluda. Cuando escuché todo el disco me di cuenta que estaba escribiendo, estaba diciendo cosas. Ahora, cuando vivo una emoción muy fuerte, necesito volcarla en canción”.

DECEPCIÓN

La actuación no le permitía esa posibilidad catártica, y de eso se percató cuando se cayó “un proyecto muy grande”.

“Me decepcioné”, cuenta. “Sentí qué feo es ser actor, depender de que alguien levante el teléfono y te llame. Cuando la vida te da siendo actor, uno puede estar contexto, pero siguen siendo proyectos de otro. Y cuando la actuación no te da, que es lo que pasa casi siempre, porque la mayoría de los casting son ‘no’, puede generar una decepción, un resentimiento muy grande. Del falso éxito, a la decepción de sentir que la vida no me dio lo que me merezco: eso lo veo en gente grande que solo se dedicó a actuar”.

“Es”, se ríe, “una profesión horrible: hay que tener una tolerancia muy grande a la frustración. Por eso: hacer otra cosa te libera. La actuación debería ser un trabajo de tiempo medio: algo que hagas cuando querés, porque te divierte, pero que tu vida no dependa del llamado de otro. De la aprobación del otro. Porque no se juega siempre si sos buena actriz o no, hay que ver si das para el papel… y eso es muy difícil de entender para el actor”.

El actor se expone, explica, y para colmo el mundo está lleno de directores como Jared. “A los actores no los cuidan nunca”, lanza. En ese sentido, sigue, “a mi que Santiago no haga castings me parece interesante: la situación del casting es horrible. La gente va a entrevistas de trabajo, una, dos, tres veces: consigue un trabajo y hasta que no se va de ese trabajo, no tiene más entrevistas. Los actores todos los días hacemos castings, para que te digan no…”

“Y hay algo de la aprobación, y de la aprobación del hombre, porque casi todos los directores son hombres, que no está bueno. Además, a nadie le gusta un actor desesperado, un actor desesperado por trabajar: entonces, hay que estar todo el tiempo manipulando ese deseo, necesito ser deseada para que me llamen, pero no lo puedo mostrar… porque eso no es misterioso”, insiste. “Y los directores necesitan ese misterio, necesitan enamorarse de sus actrices, porque tienen que querer filmarlas, y el actor busca todo el tiempo la aprobación del director, para reafirmar que lo que hacen está bien… Son dinámicas increíbles. Hacer cine es complejo, los rodajes y las dinámicas son complejas, sigue siendo una pirámide, y el director suele ser varón…”

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