VIDEO. Comió, robó y habló de su vida: un presunto homicida suelto en La Loma

El sindicado de ser autor del asesinato en 26 entre 39 y 40, intentó robar poco después en un edificio situado en la calle 24 entre 36 y 37. Luego, entró y sembró el terror, durante dos horas, en una vivienda de 37 entre 23 y 24

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El hombre que asesinó de 10 puñaladas al periodista y docente Silvio Peroni, en la madrugada del martes último en su casa de 26 entre 39 y 40, permanece prófugo pese a que la Policía ya cuenta con una imagen de su rostro captada por una cámara de seguridad.

Mientras los investigadores desarrollan estrategias para que la búsqueda del homicida derive en su inmediata detención, ayer este diario reconstruyó -en base a testimonios de algunas personas del barrio La Loma- cómo fue el increíble raid que protagonizó el acusado del crimen.

Tras matar a Peroni, cuya motivación inicial se vinculó a un caso de inseguridad, aunque los pesquisas no descartar otras hipótesis, el criminal caminó -con su ropa manchada con sangre- hasta un edificio de 24 entre 36 y 37.

Un vecino de la zona, mientras lavaba su auto en la vereda de la casa, confió ayer a EL DIA que el homicida “logró entrar al edificio y llegó hasta el segundo piso, donde quiso entrar a uno de los departamentos. Estaba violentando la puerta, cuando su dueña se despertó y con sus gritos al advertir lo que pasaba, lo puso en fuga”.

Lejos de desanimarse, el mismo sujeto siguió con la idea de cometer un asalto por el barrio. Así fue que tras treparse al techo de una vivienda, decidió bajar al sector trasero de un domicilio que está en 37 entre 23 y 24.

Su propietaria, pudo saber este diario, es una mujer de 94 años y que es acompañada de noche por una cuidadora, una jubilada de 71, mientras que en horarios diurnos queda a su cargo la hija de la asistente, de 43 años.

La primera de ambas empleadas fue quien padeció la presencia de quien sería el asesino de Peroni.

Su hija, Lorena Álvarez (43), reveló en la tarde de ayer todos los detalles sobre el robo que sufrió su madre, además maniatada por el homicida prófugo, al tiempo que rescató que “al menos la abuela no se enteró sobre lo ocurrido, ya que estaba durmiendo. Y después que pasó todo, tampoco se lo contamos para no asustarla ni preocuparla”.

“SE QUEDÓ ACÁ DOS HORAS”

Es altamente probable que el asesino del periodista y docente de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, haya decidido tras el crimen ingresar a otra vivienda particular con dos propósitos: conseguir robar, tras los dos frustrados intentos previos, y de paso permanecer oculto a sabiendas de que la Policía lo estaba buscando por diversos puntos de La Loma.

Lorena Alvarez coincidió con esa mirada: “Seguro que por eso se quedó acá dos horas, entre las 3 y las 5 de la mañana” de ese trágico martes.

Consultada acerca de lo sucedido en la casa de la abuela de 94 años, Lorena aportó importantes detalles.

En tal sentido, ventiló, por lo que le comentó su madre, que el asesino “estaba con mucha adrenalina, parecía muy drogado. Y de entrada, tras meterse en la casa al romper una ventana del fondo, le pidió a mamá que “no se mueva de su lado, que no grite y que se quede tranquila porque no era un violador”.

“Se quedaron charlando en la cocina y mamá le preguntó por qué tenía la remera manchada y le contestó que era porque se había cortado. Menos mal que no le dijo que venía de matar a un hombre, porque mamá se iba a morir del susto”, consignó después Lorena.

La cuidadora diurna de la dueña de esa vivienda, después recordó que el homicida “estaba con hambre y con mucha sed, por eso comió una banana y bebió mucha agua”.

Pero simultáneamente ambicionaba hacerse del dinero en efectivo que había en la casa. “Como los hijos de la señora no le dejan plata porque le compran todo, terminó robándole a mamá 15.000 pesos y el celular”.

Segundos después, trajo a su memoria que “le robó inclusive a mamá unos relojes que le habían regalado para el Día de la Madre y los tenía acá, al igual que un set de manicuría”.

En cambio, a la propietaria de la vivienda le sustrajo “un reloj de pared y varios paquetes de galletitas”.

“TE VOY A TENER QUE ATAR”

Lorena suministró otros pormenores del singular atraco en ese domicilio. Citó que el delincuente “le dijo a mamá que tuvo una vida muy difícil, que estuvo preso en Florencio Varela y hasta le cuestionó por qué trabaja a los 71 años”. También “se puso una remera de ella y le advirtió antes de irse`te voy a tener que atar´. Y la dejó así en la cama”.

 

LA PRIMERA SECUENCIA

Silvio Peroni

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