El deseo de Messi de llegar al Obelisco se frustró en el camino del desborde

La marea humana impactó por el número de hinchas y por la pasión para festejar. Excesos y falta de previsión abortaron el sueño original

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Quizás la ambición fue desmedida. Tal vez la ingenuidad resultó mayor que el sentido común. Y, por eso, el final llegó anticipado y abrupto.

Envalentonados por la emoción, el orgullo y una alegría pocas veces sentida, la creencia imperante fue que se podía dar rienda suelta a una manifestación popular multitudinaria y fuera de escala sin precedentes. El diagnóstico, desnudo de las debidas precauciones, derivó en un cuadro de situación que se volvió inmanejable.

 

El desenfreno de algunos empañó la celebración. El plan original demandaba mejor organización

 

Los festejos del mismo día del partido final habían sido enormes. Y ya significó una señal muy fuerte la caravana de hinchas que en la madrugada del último martes esperó y escoltó a la Selección Argentina hasta el predio de la AFA en Ezeiza, instantes después de haber pisado suelo argentino.

El mismo micro descapotable que se utilizó ayer demoró una hora y quince minutos es recorrer los seis kilómetros entre el aeropuerto y el lugar de concentración.

La vieja frase “para muestra, basta un botón” esta vez no se aplicó. El antecedente debió alertar a los encargados de organizar y de brindar seguridad al recorrido que pretendía alcanzar su punto cúlmine en las inmediaciones del Obelisco de Buenos Aires.

Imágen aérea de los miles de argentinos que rodearon el obelisco para dar rienda suelta a los festejos / AP

Si bien la algarabía de millones de hinchas jamás se desvaneció, fue una pena, y un peligro, el collar de desbordes que incidieron para dar por terminado el viaje a paso de caracol. La imagen televisiva de dos hinchas saltando desde un puente en el partido de La Matanza, intentando caer dentro del colectivo de los jugadores (uno lo logró y el otro terminó en el pavimento), causó estupor; y habría sido límite para tomar la decisión de bajar a los jugadores y trasladarlos en helicópteros al mismo lugar de donde habían salido.

ESTA SELECCIÓN BATIÓ EL RECORD DE CERCANÍA CON EL HINCHA ARGENTINO

Más allá de comunicados oficiales y publicaciones en redes sociales (así lo hicieron el presidente de la AFA, Claudio Tapia, la portavoz presidencial Gabriela Cerruti y Aníbal Fernández, ministro de Seguridad) con perfume a críticas y chicanas, quedó claro que lo hecho por esta Selección ingresó para siempre en el corazón de los argentinos.

La genuina y elogiable idea del plantel, liderado por Lionel Messi, de acercarse a la gente llevando la Copa del Mundo ganada en Qatar será bien recordada por los futboleros de pura cepa. Hubiera sido hermoso que el capitán, a metros del obelisco, levantara el trofeo rodeado de sus compañeros y del cuerpo técnico al tiempo que la multitud estallara en gritos y cánticos. Pero era demasiado grande como para llevarlo a cabo.

Conociendo nuestra idiosincrasia era muy difícil, por no teclear imposible, que tan lindo plan pudiera cristalizarse dentro de las formas normales. Tamaña cantidad de gente (algunas estimaciones hablan de cinco millones) obligaba a un operativo conjunto y bien coordinado por todas la fuerzas intervinientes.

No se pudo. Cada responsable sabrá qué se hizo bien y qué falló.

Argentina campeón del mundo 2022 ya es una marca indeleble que la historia guardará en un sitial de privilegio. La conquista fue ejemplar, sin conductas reprochables ni puntos oscuros, y significó para el pueblo una satisfacción descomunal. Así quedará grabada en la memoria colectiva.

Los desbordes de un festejo al que le faltó mejor organización no merecen ocupar la primera plana de semejante alegría.

Hasta hubo gente que se trepó a los alumbrados y árboles para no perderse el paso del descapotable / AP

Qatar2022

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