El amor sigue contagiando
Edición Impresa | 13 de Febrero de 2022 | 04:29

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
El Día de los Enamorados se ha tenido que replegar a la sombra de una maldita pandemia que hace propaganda a favor del distanciamiento y el aislamiento. Por suerte, el enamoramiento, siempre, ha sido capaz de saltar cualquier valla. San Valentín llegará el lunes para entregar su vacuna de ilusión a un mundo triste y contagiado. Mientras la ciencia y el romanticismo se empeñan en descifrar los secretos del metejón, el viejo amor, asediado por tantos enemigos, se abre paso como puede. Y el lunes desplegará una vez más sus esmeros para darles una dosis de refuerzo a sus queridos enfermos.
Lo de San Valentín es una celebración que aquí ha ido ganando lugar y que a los comerciantes de dulzuras, brindis y regalos les permitirá mejorar el humor y las escuálidas ventas de un verano vacilante y seco. “De a poco, la gente está entrando”, dicen los vendedores de presentes, definiendo los preparativos de un San Valentín piadoso que seguramente mejorará la oferta de ramitos y suspiros. Los negocios de la Ciudad lanzaron su invitación. Perfumerías, kioscos, pilcherías, bares proponen sus mejores tentaciones para honrar esta celebración, aunque no ignoran que los bolsillos no ayudan y que el amor terminó siendo otra víctima de este presente tan cruel, inseguro y caro. Por eso, entre tanto protocolo restrictivo, lo de los enamorados suena bien. Porque a más de uno/a les permitirá aliviar su culpa con alguna golosina salvadora; a otros, renovar sus votos de pasión a largo plazo, y también hará que los solitarios extrañen más que nunca al amor ausente, ese que siempre se espera, más allá de saberlo un prófugo eterno.
Es difícil hablar del corazón y de intimidad cuando las vacunas han acabado siendo el obsequio más esperado. Aquel Marcial discepoleano, “que aún cree y espera” es un consejo para quienes siguen apostando a un sentimiento tan difícil como irrenunciable. La desazón de un planeta enfermo achicó mucho las expectativas de los enamorados. Pero el sentimiento sigue intacto. A despecho de una realidad cada vez más agresiva y de una estadística de violencia de género que sigue creciendo y que pone a la pasión desaforada a la altura de un crimen atroz.
San Valentín de alguna manera viene a recordar el encanto de la incertidumbre ante una ciencia que cada vez quiere conocer todo y eliminar la dulce inquietud de lo indescifrable. Más allá de lo que tramen por ahí adentro las células y las obsesiones, el hombre seguirá como hasta ahora, apostando sus esfuerzos a lo imposible y creyendo que una sola persona basta para redimirnos por siempre de la soledad o el desgano, aunque la doctora Cindy Hazan, de la Universidad Cornell de Nueva York, asegure que el amor irrumpe, no por un flechazo inexplicable, sino por un cóctel químico que se fragua sin barman a la vista en nuestras profundidades, un trago irresistible pero que se apacigua a los treinta meses, cuando el amado o la amada se muestra tal como es, sin ese mejorador que da el cariño.
El lunes los enamorados sentirán que más allá de divanes y laboratorios, un misterioso impulso los instalará en los difíciles caminos del querer para poder infectarse de puros deseos, sin miedos ni barbijos. El Día 14 sugiere un homenaje a la fuerza primitiva de un sentimiento indómito que se ha probado y se ha roto millones de veces, pero que en cada pareja renueva el encanto de lo probable y en cada separación el triunfo amargo de lo imposible. Caramelos, florcitas, tragos o mensajes, todo servirá para prometer lo que no tiene futuro asegurado y para poder creernos una vez más lo que decimos y lo que escuchamos. Las células podrán avisarnos de tendencias sufridoras, la química podrá ponerle fecha de vencimiento a la pasión y la pandemia podrá seguir haciendo campaña contra el contacto estrecho, pero el lunes, San Valentín volverá a pedir un voto de confianza a favor de un sentimiento andariego que no tiene mapa, que nadie sabe cómo empieza y cómo termina, pero que cuando está se nota mucho y cuando falta se nota más. Ya lo dijo Macedonio Fernández: “Amor se fue;/ mientras duró de todo hizo placer/cuando se fue/ nada dejó que no doliera”.
El lunes, el amor desplegará una vez más sus esmeros para darles una dosis de refuerzo a sus queridos enfermos
El amor terminó siendo otra víctima de este presente tan cruel, inseguro y caro
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE