El comercio, la industria y los servicios demandan urgentes estímulos

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La actividad económica de nuestra zona se vio profundamente resentida por la prolongada cuarentena dispuesta a partir de la pandemia, en una situación que sumada a las otras medidas que restringieron la circulación de medios de transporte y la propia de las personas, golpeó en forma profunda la vida de la Ciudad que ya venía afectada por previos períodos de crisis y de recesión.

Los datos de la realidad, lo que siguieron marcando las estadísticas y los testimonios de los empresarios coinciden en señalar que nuestra región sigue desafiada por la peor crisis en la historia de la actividad económica, que se inició varios años atrás y que se agravó a partir de la cuarentena y del cierre obligado no sólo de locales comerciales, sino de muchos servicios. Los derechos, como suele ser natural ante las pandemias, se retacearon pero las obligaciones debieron seguir cumpliéndose.

Ahora acaba de plantearse el problema específico que atraviesa el sector de las pensiones platenses, habitualmente ocupadas por estudiantes universitarios del interior y de otros países, muchas de las cuales tuvieron que cerrar dada la desaparición abrupta de la demanda en 2020 que, en definitiva, se tradujo ahora en un verdadero colapso de la oferta.

Tal como se informó ayer en este diario, el éxodo estudiantil que vivió la Ciudad desde marzo de 2020 -cuando se dispuso la cuarentena- también marcó el punto de partida para una situación de crisis en las pensiones, uno de los sectores de los servicios vinculados con la actividad formativa en las universidades e institutos.

El fenómeno, según detallaron referentes del sector y del mercado inmobiliario, se agudizó en las últimas semanas, cuando miles de estudiantes empezaron a preparar el retorno a las clases presenciales, anunciadas en todos los niveles de la educación. “Ya no atiendo más mensajes ni llamados. Es una locura la cantidad de gente que está buscando lugar”. Quien pronunció las palabras contó que escucha y lee pedidos desde ciudades y pueblos de este y otros países de la región.

Por su parte, una martillera analizó el escenario que combina las pensiones con las propiedades en alquiler: “Hay mucha demanda de casas y departamentos, pero existe disponible muy poca oferta. Con la pandemia algunas pensiones cerraron porque los estudiantes se volvieron a sus pueblos y ciudades cuando todo pasó a ser virtual”, indicó.

Tal como se dijo en esta columna en forma reiterada, no sólo los comercios, sino los sectores de la industria y los servicios luchan en esta época por sobrevivir y proyectarse hacia un futuro mejor. Está claro que hacen falta medidas crediticias e impositivas muy concretas y realistas, que sirvan como estímulo y que el Estado debería promover cuanto antes. Los problemas que se plantean son de enorme magnitud y la multitud de consumidores, así como el empresariado, pueden dar fe de ello.

Por la repercusión social inmediata que puede sobrevenir, se trata ahora de propiciar programas racionales, surgidos de acuerdos que apunten a la reactivación urgente de la economía. La mayoría de los operadores, ubicados en la franja de las pequeñas y medianas empresas, necesitan resurgir y darle nueva plenitud a la vida económica de la Ciudad.

 

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