Una cosa es tenerlo de líder, y otra, ser el Deportivo Alemán
Edición Impresa | 22 de Febrero de 2022 | 04:38

Por MARTÍN MENDINUETA
Así como la victoria ante San Lorenzo instaló la sensación de que Gimnasia había encontrado un funcionamiento colectivo sólido, esta caída por goleada, impactante por donde se la analice, desnudó errores y carencias que no podrán pasarse por alto.
¿Cómo fue que después de un inicio parejo, y hasta con alguna posibilidad de anotar, el equipo de Gorosito terminó deshilachado y superado en todas las líneas?
Francisco Gerometta, a quien se venía señalando como el punto más débil de la defensa, tuvo una noche negra, pero de ninguna manera fue el único responsable de semejante golpe.
Quizás el peor defecto de la producción mens sana fue haber mostrado gruesas fallas en defensa y casi nula rebeldía cuando el rumbo del partido se tiño de verde y blanco.
Que Alemán sea el líder, la “manija”, el conductor y el Jefe adentro de la cancha está muy bien. Lo que sí representó una grave falencia fue que nadie lo haya acompañado. Alemán capitán y emblema es un rasgo distintivo altamente valorado. Otra cosa, tan diferente como nociva, es que Gimnasia se transforme en “Deportivo Alemán”. Eso no sirve. Desgasta a su máxima figura y degrada notoriamente su identidad colectiva.
Aún fallando en el penal, Brahian fue, por lejos, el mejor de su equipo. Faltó un socio que lo ayudara
CUANDO MUCHOS JUEGAN MAL, ES DIFÍCIL QUE EL EQUIPO RESPONDA
Gorosito ha declarado en más de una ocasión que Carbonero no puede estar más de cinco minutos sin entrar en juego. Es un excelente diagnóstico. Ayer, el colombiano la tocó muy poco, resolvió mal y el DT lo cambió con alguna demora. Cuando Johan se apaga (frente a San Lorenzo tampoco rindió), Gimnasia pierde gran parte de sus posibilidades para acercarse al gol.
La lista de bajos rendimientos tuvo más integrantes. Todos los del fondo se equivocaron bastante. Fratta no acertó en las entregas ni en la marca. Morales cometió un penal y Guiffrey sufrió el puesto al que parecía estar acostumbrándose.
Flojos Insaurralde y Cecchini, el callejón del medio fue el territorio donde Banfield empezó a cimentar su incuestionable superioridad.
Un remate de Sosa, bien contenido por Bologna, resultó muy poco para quien todavía no ha mostrado su mejor versión. Tarragona terminó impotente y los que ingresaron no tuvieron fuerza ni convicción para torcer el rumbo de lo que ya era cosa juzgada.
Pipo (que curiosamente decide no darle una oportunidad a Eric Ramírez ) tendrá que tomar decisiones. Repetir la formación titular el viernes en Varela es un camino, aunque necesitará que varios recuperen la eficacia.
Una cosa es perder y otra, ser goleado. Sin respuestas individuales es prácticamente imposible sostener un funcionamiento. Defendiendo abierto, sin sociedades creativas y vacío de contundencia, caminó derecho y resignado hacia un oscuro final.
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