Jubilados en la mira: millonario golpe a la hora de la siesta
Edición Impresa | 24 de Febrero de 2022 | 05:10

Eran las dos de la tarde del martes. Después del almuerzo y, con la temperatura que se estaba registrando a esa hora, a Ángel Antonio Gentile (65) no le costó mucho trabajo llegar a la conclusión de que era momento de “una buena siesta”. Más para un hombre que, por su crianza en el campo, se despierta todos los días a las 4.30 de la madrugada para “matear”.
Mientras sus nietas jugaban en el patio, se ubicó en la reposera que tiene debajo de un árbol y cerró los ojos. La siesta duró poco. Apenas 10 minutos después, dos sujetos irrumpieron en su propiedad ubicada en 480 y 133 y, con armas de fuego, le exigieron que entregara “los dólares”.
“Estaba en lo mejor cuando sentí que me movían. ‘Despertate. Dale. Dale, que venimos a buscar los dólares’, me dijo un tipo, mientras me apuntaba con un arma. Medio confundido, me levanté rápido para ponerme en guardia. Y cuando vio mi reacción, me dijo mientras apuntaba a mis nietas ‘No hagas nada raro’. Decí que estaban las nenas porque si era mano a mano no sé qué hubiese pasado”, confesó el hombre ayer en un diálogo que mantuvo con este diario.
Los dos sujetos armados y con los rostros cubiertos con tapabocas y gorras ordenaron a Gentile que ingresara a su casa. “Recuerdo que uno actuó de forma educada, pero el otro estaba muy subido de tono. Por mis nietas, no me quedó otra opción que hacerles caso”, destacó.
Cuando avanzó por el comedor se dio cuenta de que los delincuentes tenían control absoluto de la vivienda.
Antes de abordarlo a él, habían pasado por la cocina en donde amordazaron y ataron a su esposa.
“Estaba contra las cuerdas, así que tuve que dejar que pasara lo que tenía que pasar. Me agarraron del cuello, me tiraron a una cama, me ataron las manos, me pusieron boca abajo con una almohada en la cabeza para taparme la visión”, dijo.
Gentile está convencido de que los ladrones no actuaron al voleo sino que, muy por el contrario, llegaron al lugar con un dato.
“Hacía unos días había cobrado una plata por la venta de un camión. Esta gente tenía información, no vinieron a probar suerte”, proyectó.
Luego de apoderarse de una fuerte suma de dólares estadounidenses, a los intrusos les ganó la sed de robar y decidieron quedarse a registrar toda la casa con el objetivo de aumentar el valor del botín.
“Ya me habían sacado varios miles de dólares. Pero no fue suficiente. Se llevaron un reloj que me regaló mi papá y una escopeta heredada de mi abuelo”, detalló. Media hora después, con las divisas y los distintos objetos que fueron hallando en la casa, abandonaron la escena.
“Mi mujer, que la habían dejado encerrada en el baño, se la jugó y se fue a buscar a mi hija que vive a la vuelta. Ella nos desató. Aunque suene raro, tengo que agradecer que se comportaron muy bien y no nos golpearon”, valoró el jubilado, que sufrió en carne propia la ola de asaltos que en los últimos días vienen sufriendo los adultos mayores en la Región.
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