Alicia Hernández Dufour
Edición Impresa | 18 de Marzo de 2022 | 02:05
Causó una enorme tristeza entre sus familiares y amigos la muerte de la artista plástica Alicia Hernández Dufour, quien se distinguió, además de por su prolífica obra pictórica, por su carácter apacible, su sensibilidad y su gesto de estar siempre dispuesta a ayudar a quienes la rodeaban.
Había nacido en Ranchos, provincia de Buenos Aires. Sus padres fueron Alicia Dufour y Obdulio Hernández; y cursó los estudios primarios y secundarios en su ciudad natal.
Su inclinación por las artes plásticas empezó desde muy joven, motivada por el entorno rural donde creció. A esa temprana vocación contribuyó, además, el apoyo brindado por su madre, quien también incursionó en la pintura.
Comenzó su formación con la profesora de dibujo y pintura Aurora De Pietro, quien vivía en General Belgrano. Los viajes en tren acentuaron su interés por el paisaje. Completó sus estudios en la plástica con el maestro Emilio Pettoruti en la capital federal. Fueron aquellos años en los adquirió diversas técnicas que desarrolló a lo largo de su carrera, como la limpieza del color, el manejo de las transparencias y la acción de la luz que ejerce sobre la naturaleza. En ese taller pasó horas muy agradables con compañeros y con críticos, pintores y personalidades de la cultura de la talla de Cayetano Córdova Iturburu, Xul Solar, Batlle Planas, y Manuel Mujica Láinez.
Su primera exposición fue en 1960 en la galería porteña Witcomb y obtuvo una muy buena respuesta del público y de la crítica.
Durante la década siguiente fue artista de la Galería Wildenstein y a partir de entonces protagonizó una carrera brillante, con un centenar de muestras individuales y unas 400 colectivas en distintos puntos del país.
Premiada en reiteradas oportunidades, sus obras se encuentran en diferentes museos del país y del exterior, tanto en colecciones oficiales como privadas, entre ellas las del Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti”, los platenses Macla y Mumart y el Museo de Bellas Artes de Ranchos. La reina Máxima de Holanda posee una obra suya.
Fue, asimismo, una mujer muy volcada a lo social y da cuenta de esa característica la asidua concurrencia al Club Regatas La Plata, donde pasaba el día con amigos y disfrutaba del aire libre y la pileta.
Forjó sólidos vínculos con su familia, principalmente con sus sobrinos. También mantuvo una amorosa relación con sus sobrinos nietos, y, más tarde, con sus sobrinos bisnietos.
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