El concepto recibió un premio internacional
Edición Impresa | 6 de Marzo de 2022 | 02:24

La teoría urbana de las ciudades de 15 minutos recibió el año pasado el premio internacional de arquitectura Obel, otorgado a contribuciones sobresalientes que aportan al desarrollo humano.
El premio fue otorgado a este modelo como reconocimiento a su potencialidad para crear entornos urbanos sostenibles y centrados en las necesidades de las personas.
El premio Obel ofrece un incentivo a los arquitectos para que consideren sus obligaciones hacia el bien común.
A su vez tiene como objetivo aumentar la conciencia en la población general sobre el valor transformador y social que tiene la arquitectura.
En su tercera edición, cuando premió a la ciudad de los 15 minutos, el premio Obel buscaba destacar las contribuciones arquitectónicas excepcionales, ya sea en forma de un edificio, un plan maestro, un proyecto paisajístico, una teoría o una exposición.
El tema central del año fue “soluciones semifinales para los retos de las ciudades”, siendo Carlos Moreno el ganador.
Los dos ganadores anteriores fueron el centro Anandaloy (2020), diseñado por Anna Heringer, y el Jardín Acuático Art Biotop (2019), de Junya Ishigami.
El jurado del premio está formado por distintos miembros con un fuerte perfil arquitectónico, pero también profesionales distinguidos de otras disciplinas.
El que premió a las ciudades e los 15 minutos se conformó con Martha Schwartz (Presidente), Louis Becker, Kjetil Trædal Thorsen, Wilhelm Vossenkuhl y Xu Tiantian.
La teoría, que en un principio se consideró utópica, ganó adeptos durante la pandemia en la medida en que distintos responsables políticos empezaron a reconsiderar drásticamente las premisas que rigen la vida urbana.
La red de ciudades C40 empezó a promover el concepto como estrategia de recuperación tras la pandemia, idea que ha calado en el ámbito de la política urbana con París dando pasos activos hacia la aplicación del modelo.
Más tarde otras ciudades del mundo se plegaron al concepto, tales como Melbourne, Valencia o Bruselas.
Además de las ventajas relacionadas con la calidad de vida de los habitantes de las ciudades alcanzadas por este modelo, se destaca su valor frente al cambio climático. El modelo busca reducir el número de traslados, con lo que se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera a partir del menor uso del automóvil.
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