Encomiable actitud de un club que impide el ingreso de barrabravas al estadio

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La decisión de los actuales directivos del club River Plate de impedir el ingreso a su estadio de los barrabravas, secundada esa actitud por el accionar policial y de seguridad que anteayer derivó en la detención de 253 integrantes de la barra oficial del club de Núñez, denominada “Los borrachos del tablón”, marca uno los principales rumbos a seguir, consistente en hacer confluir los esfuerzos policiales, judiciales y de las entidades deportivas para erradicar el flagelo de estos grupos violentos. .

Las capturas se concretaron en las inmediaciones del estadio Antonio Vespucio Liberti, en la previa del partido por la novena fecha de la Copa de la Liga Profesional. Los efectivos a cargo del operativo dijeron haber encontrado entre los detenidos armas blancas, estupefacientes y bengalas fosfóricas, estas últimas causantes de tragedias y situaciones de riesgo en los estadios.

Los apresados habían sido incorporados a la base de datos del programa “tribuna segura “ por los delitos de desobediencia, atentado y resistencia a la autoridad. Los barras tenían negado el derecho de admisión “y por investigaciones previas sabíamos que iban a presentarse en el estadio” dijo el ministro de Justicia y Seguridad de CABA. Añadió que gracias al accionar de la Policía de la Ciudad, el CIJ y la titular de la fiscalía actuante pudieron ser detenidos para ponerlos a disposición de la Justicia.

Según se detalló, los barras se encaminaban al estadio de River y al llegar a sus inmediaciones fueron interceptados por fuerzas policiales, ya que muchos de ellos se encuentran afectados por el derecho de admisión que hace valer el club. Como se negaron al control de rigor, con anuencia de la justicia interviniente fueron detenidos, secuestrándoseles como se dijo drogas, sevillanas y bengalas fosfóricas. Entre los aprehendidos está el líder de la barrabrava oficial, “Los borrachos del tablón”.

Se ha dicho ya muchas veces: no sirve el cacheo previo, ya que los barrabravas cuentan con “depósitos” especiales en muchos de los estadios del fútbol profesional argentino, donde guardan los días anteriores al partido la cohetería y el resto de los elementos que utilizan. Se sabe también que habitualmente es mucha la gente que ingresa con armas blancas y de fuego.

Han existido enfrentamientos entre barrabravas de distintos clubes con uso de bombas Molotov, pero también por disidencias internas de los grupos de barras de un mismo club han existido enfrentamientos a balazos, pedreas, golpes de puño y con el penoso saldo de personas muertas y heridas. A ese panorama ciertamente desolador se suma, también, el uso en los estadios de bengalas marinas, extremadamente peligrosas, que si se arrojan en forma horizontal pueden tener un alcance de hasta 400 metros.

Se ha dicho también con insistencia que existen ejemplos dignos de imitar como el que se presentó en Inglaterra para combatir a los temidos “hooligans”, por medio de decisiones conjuntas que adoptaron el Estado británico, la Policía, los clubes de fútbol y la empresas privadas relacionadas a ese deporte.

Corresponde reiterar que, en buena hora, los directivos de un club de fútbol profesional de nuestro país, parecen haber decidido extirpar de raíz el accionar de los barrabravas, que no sólo perturban gravemente la sana pasión de miles de espectadores, sino que, también, prestan “servicios especiales” fuera de las canchas, alentados por inexplicables respaldos de personas “influyentes”. En nuestro país debería impulsarse, de una vez por todas, la decisión política de erradicar en forma definitiva barrabravas, para lo cual es imprescindible contar con el respaldo de todos los sectores relacionados al fútbol.

 

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