Alivio, felicidad e ilusión para quien facturó sin piedad
Edición Impresa | 20 de Abril de 2022 | 03:48
Por MARTÍN MENDINUETA
Gimnasia cumplió con todo lo que debía. Ganó, lo justificó con amplitud en el trámite y mejoró drásticamente su imagen para encarar, más confiado, la decisiva recta final.
VENTAJA CRUCIAL EN EL INICIO
En una noche exigente y con inocultable presión, el Lobo de Pipo empezó haciéndose respetar en Vicente López. La velocidad y entrega de Eric Ramírez, que siempre exige, y de Johan Carbonero, fueron naipes de enorme valor para que el huésped sacara una muy buena diferencia en los primeros cuarenta y cinco minutos. Ellos, y también un cada vez más activo Ramón Sosa, tutelados por el Jefe del ataque, Tarragona, desnudaron fallas groseras en el equipo de De Felippe.
Cristian Tarragona, que otra vez dejó una buena imagen, se ha convertido en un artillero clave
Si bien Platense tuvo un lapso donde lo arrinconó, (allí Bertolo convirtió lo que era el empate transitorio, pero mediante el VAR el juez Penel lo anuló), el local facilitó los planes albiazules combinando fragilidad alarmante y falta de recursos en ataque.
ERIC ESCRITURÓ LA ALEGRÍA
En el tramo inicial del complemento, cuando Ramírez anotó el tercero, sintió, de un modo inconfundible que la victoria no se le podía escapar. Los cambios de Gorosito sirvieron para renovar energías y hacer todavía más evidente la impotencia del local. El Lobo hizo tres goles y pudieron ser más. Lo más valioso es que volvió con todo lo que necesitaba: Triunfo, alivio e ilusión. El sábado lo espera otro desafío de mucho valor.
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