Pasan las décadas y sigue sin solución el problema del estacionamiento
Edición Impresa | 22 de Abril de 2022 | 02:56

Hace varios meses esta columna volvió a analizar el grave problema del estacionamiento en la Ciudad que, sin dudas, es estructural, se remonta a varias décadas y merece soluciones urbanísticas de magnitud. Por lo pronto, allí se advirtió que sólo la falta de presencia y acción por parte de policías e inspectores municipales podía explicar el hecho de que cada vez son más los vehículos que son dejados sobre las veredas, ramblas, ochavas y otros lugares que prohíben esas alternativas.
Si bien el problema se presenta en distintos barrios platenses y aún en localidades de la periferia, la enorme afluencia de público que se registra en los estadios de fútbol de Estudiantes y de Gimnasia en las jornadas en las que se disputan partidos, agudiza este problema y origina reclamos por parte de vecinos y frentistas, cuyas veredas y entradas de garajes se ven cubiertas por los autos que dejan quienes concurren a esas canchas.
“Pareciera que el fútbol otorga impunidad para que los tiren por cualquier parte. Hay doble fila, tapan entradas a garajes y ni hablar de las ochavas”, se quejó una vecina que vive a metros del estadio de Estudiantes.
Bien se conoce que el “estacioná donde quieras” -una suerte de clásico de las crónicas locales de este diario- es una mal hábito del tránsito platense, cada vez más recurrente y que se propaga mucho más allá del centro y de otros puntos de gran caudal vehicular.
Es frecuente que frentistas den cuenta de autos estacionados sobre las veredas o que se encuentran sobre la calle, bajo un cartel que dice con claridad “prohibido estacionar”, o en las ochavas, ramblas y canteros de paseos públicos.
La gran cantidad de vehículos que año tras año se suma al diagrama callejero platense -se estima que son más de 10 mil automotores nuevos cada doce meses- se viene traduciendo en un verdadero “vale todo”, ya que los lugares para estacionar son los mismos de siempre y, acaso, disminuyeron cualitativamente a partir del estacionamiento medido en la zona céntrica.
Lo concreto es que son centenares los vehículos dejados en cualquier lugar, por automovilistas que, por lo visto, no temen ser sancionados, dilatándose en forma indefinida, a lo largo de varias administraciones, la búsqueda de soluciones integrales.
Más allá de las reformas urbanísticas que la Ciudad reclama -concernientes a temas del tránsito, de la capacidad de lugares para estacionar, de una reformulación del transporte público, entre muchas otras- se ha dicho ya en reiteradas ocasiones que desde el Ejecutivo local se debieran impulsarse programas de revalorización del concepto de espacio público, que atañe no sólo a las veredas sino a los paseos, ramblas y plazas, es decir a lugares cuyo dominio exclusivo pertenece al patrimonio común de los habitantes de la Ciudad.
Se ha permitido, en cambio, que ese concepto se vea desnaturalizado cada vez más mediante “privatizaciones” espontáneas que carecen de legitimidad. Frente a los inescrupulosos que utilizan las veredas y otros espacios de uso común para finalidades particulares, la Comuna debiera intervenir para aplicar las ordenanzas vigentes que prohíben estas situaciones anómalas, sancionándose con las penas previstas a quienes actúen en forma ilegítima, apropiándose, para su exclusivo beneficio, de lugares que pertenecen a todos.
Solo como referencia, especialistas han señalado en forma reiterada la conveniencia de revisar estrategias puestas en práctica en muchas ciudades del mundo, que han logrado resolver el problema del estacionamiento. Las autoridades debieran valorar las sugerencias que proponen los urbanistas, que apuntan al desaliento al ingreso de automotores particulares a la zona céntrica; al fomento de un transporte público de pasajeros eficaz, económico y no contaminante; a la existencia de más bicisendas; a la solución integral del estacionamiento con la construcción de playas subterráneas o de superficie lejos del Centro.
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