Siguen las denuncias por las atrocidades cometidas por los rusos en Bucha
Edición Impresa | 7 de Abril de 2022 | 02:40

BUCHA, Ucrania
“Justo delante de mis ojos, dispararon a un hombre que iba a buscar comida al supermercado”. En Bucha, Olena explica cómo fuerzas rusas “crueles”, diferentes a las tropas regulares, sembraron el terror en la localidad.
Situada 30 km al noroeste del centro de Kiev, la localidad estuvo ocupada por el ejército invasor desde el 27 de febrero y quedó inaccesible durante más de un mes.
Los bombardeos pararon el 31 de marzo y las fuerzas ucranianas no pudieron acceder por completo hasta hace unos días.
Durante todo el mes de ocupación por parte de las fuerzas de Rusia, Olena, que no quiere dar su apellido, se refugió con sus hijos de 7 y 9 años en los sótanos sin electricidad de un edificio de cuatro plantas de viviendas sociales, en compañía de otros habitantes que se quedaron allí.
“No había ejército ucraniano en el pueblo, solo la defensa territorial, compuesta principalmente de guardias de empresas locales, sin armas. Y después huyeron” cuando llegaron los rusos, describe esta mujer de 43 años, habladora y con una voz potente.
“Al principio, había sobre todo jóvenes soldados [rusos]. Después, dos semanas más tarde, hubo otros. Más mayores, tenían más de 40 años. Eran crueles. Maltrataron a todo el mundo. Y es entonces cuando empezaron las masacres”, añade antes de interrumpir su discurso, pensativa y con el rostro sombrío.
Rusia negó “categóricamente” todas las acusaciones vinculadas al hallazgo de numerosos cadáveres de civiles en este municipio.
Según Olena, los hombres más curtidos “estaban muy bien equipados, llevaban uniformes de colores negro y verde oscuro”, distintos a los del ejército regular.
“Había buenos chicos entre los soldados rusos y había hombres muy rudos, sobre todo oficiales del FSB”, los servicios de seguridad rusos, afirma Olena. “Me acerqué a los soldados para preguntarles con qué debía alimentar a mi niños. Y ellos nos dieron raciones y comida. Fueron ellos quienes nos dijeron que era el FSB quien nos prohibía desplazarnos, que eran fuerzas especiales muy violentas. Eran rusos quienes decían esto de los rusos”.
“VÍ CÓMO LE TIRABAN A LA GENTE”
“Yo misma vi cómo disparaban sobre la gente. Justo delante de mis ojos, dispararon a un hombre que iba a buscar comida al supermercado”, afirma. Solo las mujeres podían ir a buscar agua o comida. Los hombres tenían prohibido salir a la calle y tenían que quedarse en casa.
“Nuestros vecinos salieron para ir a tirar la basura. Eran alrededor de las 5 de la tarde, eran dos hombres y una mujer. Uno de los hombres había servido en el ejército. No volvieron. Fueron encontrados por unas mujeres de nuestro edificio al ir a buscar leña en el patio de una casa. Los cadáveres estaban tendidos sobre la sangre en el suelo, con marcas de balas”, relata.
“Los militares rusos eran crueles, maltrataron a todos. Y ahí empezaron las masacres”
“Cuando los agentes del FSB llegaron, nos preguntaron: “¿Por qué ustedes no se fueron?” Yo les dije que vivo aquí hace 43 años, con una vida tranquila. ¿Ir adónde? Entonces, nos empezaron a tratar de traidores porque no nos habíamos marchado”.
Por su parte, la refugiada ucraniana Veronika Pershyna asegura que cuando salió de Bucha el pasado 10 de marzo, hace casi un mes, “ya había muchísima gente muerta” en las calles de su ciudad, aunque “no tanto como ahora” cuando los rusos la abandonaron.
Veronika declara que es necesario que “el mundo sepa que los rusos no solo matan, también torturan”, “roban”, “violan a chicas” y disparan a los coches de refugiados que huyen, pues así fue como murió “la abuela de una amiga”, y evitan que la comida llegue a las ciudades ocupadas. (AFP y EFE)
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