Preocupan posibles casos de prostitución que se investigan en la Región
Edición Impresa | 8 de Abril de 2022 | 03:52

No pueden menos que preocupar hondamente los resultados de un operativo realizado en las últimas jornadas en un predio deportivo ubicado en Abasto, reveladores de la existencia de personas que presuntamente regenteaban a mujeres con fines de explotación sexual.
Las evidencias reunidas en muchos otros episodios similares –que las crónicas policiales reflejan con frecuencia- corroboran, lamentablemente, que se está frente a la vigencia de mafias que promueven un delito que es aberrante y, desde luego, anacrónico, dadas sus peores características relacionadas a la trata de personas, impropias de una época que se muestra celosa en la defensa de derechos humanos esenciales.
El procedimiento policial y judicial desarrollado permitió incautar armas de fuego, drogas, accesorios sexuales y otros elementos indicadores de que el lugar podría servir como sede para la facilitación de prostitución. En el bar contiguo se habría detectado la presencia de mujeres que, supuestamente, ofrecían servicios sexuales a cambio de dinero. Las mujeres identificadas en el lugar no dijeron estar retenidas contra su voluntad, aunque esos testimonios, según los investigadores, podrían encontrarse viciados de nulidad por un contexto previo de supuestas amenazas.
Hace ya muchos años que los conocedores del tema vienen señalando que la crisis de la familia, la pobreza extrema y la falta de acción de los organismos públicos responsables han terminado por originar una “liberalización” que, entre otras cosas, se manifiesta en la presencia cada vez más acentuada de mujeres muy jóvenes y aún adolescentes en el ejercicio de la prostitución.
En ese cuadro social condicionante, habrían proliferado numerosos prostíbulos que, por su carácter de “legalmente clandestinos”, no se encuentran sujetos a un mínimo control ni siquiera en relación a la posible presencia de menores.
Según especialistas, la provincia de Buenos Aires es un área crítica en lo que hace a la trata de mujeres, considerándosela “lugar de origen, tránsito y destino de las afectadas”.
Presuntos castings de modelos, promocionados a través de afiches en las calles, integra uno de los distintos modos de captación de mujeres, calificándose como puntos candentes de destino a la Costa Atlántica y a las “rutas del petróleo, de la soja y de la droga”, que son aquellos lugares que concentran el mayor consumo de prostitución.
Es bien sabido que las mujeres son las que más sufren este problema, pues en muchos casos se les promete un trabajo lícito y luego son obligadas a ejercer la prostitución. Se trata de una regresiva forma de esclavitud, que debe ser combatida de plano. En el caso de los menores de edad, se entiende que se comete el delito aun cuando existiera el consentimiento de la víctima.
En los últimos años esta modalidad se ha visto notablemente agravada, a raíz del auge del denominado turismo sexual que tiene a los menores como objetos de este ignominioso tráfico. Combatir a este flagelo exige los máximos esfuerzos.
Pero acaso el principal de ellos pase por la toma de conciencia interior, en cada una de las personas, y a partir de allí enhebrar desde el Estado políticas que no sólo repriman el delito, sino que asistan a las víctimas para devolverles dignidad y condiciones de libertad que les permitan elegir una mejor calidad para sus vidas.
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