Las calles, un “valle o foso más o menos hondo”

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“Eduardo Wilde, en 1885, sostenía que la altura de los edificios no debía ‘ser nunca mayor que el ancho de la calle en que se encuentran’ y su colega Guillermo Rawson que ‘la entrada del aire en movimiento que regenera y da la luz y el calor que vivifican’ dependía “de la proporción que entre sí guarden estas dos medidas lineales”, de modo que todos coincidían en que “la elevación de los edificios de ambas aceras convierten las calles, el espacio, en un valle o foso más o menos hondo y los valles, como hemos visto, tanto más insalubres son, cuanto más encajonados están”, se expone en el libro Planos Históricos de Obras Privadas - Patrimonio Cultural del Municipio de La Plata.

 

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