Ucrania golpeada: perdió 25 % de tierras cultivables
Edición Impresa | 14 de Junio de 2022 | 03:06

KIEV
Ucrania perdió un cuarto de sus tierras cultivables por la ocupación rusa de algunas regiones en el sur y en el este, aunque no constituye “una amenaza para la seguridad alimentaria” del país, según dijo ayer el ministerio de Agricultura.
“A pesar de la pérdida del 25 por ciento de las tierras cultivables, la estructura de los cultivos sembrados este año es más que suficiente para garantizar el consumo” de la población ucraniana, declaró el viceministro de Agricultura, Taras Vysotskiy, en una rueda de prensa.
Según él, “el consumo también disminuyó debido a desplazamientos masivos [de población] y migraciones externas”, fuera del país.
A pesar de la importante pérdida de tierras en manos de los rusos, “la estructura actual de las tierras cultivadas (...) no supone una amenaza para la seguridad alimentaria de Ucrania”, aseguró Vysotskiy a la prensa.
“Los agricultores ucranianos consiguieron prepararse relativamente bien para la siembra antes de que empezara la guerra”, añadió.
“En febrero, Ucrania ya había importado cerca del 70 por ciento de los fertilizantes necesarios, el 60 por ciento de los productos fitosanitarios (para control de plagas) y cerca de un tercio del combustible necesario” para la siembra, dijo.
Sin embargo, la ocupación rusa de varias regiones ucranianas y el bloqueo de cereales impuesto por Moscú en el mar Negro obligaron a los agricultores ucranianos “a cambiar qué y cuánto sembrar”, añadió.
Antes de la guerra, Ucrania tenía más de 30 millones de hectáreas de tierra cultivable, según el Centro Mundial de Datos-Ucrania, una ONG internacional.
AGRICULTORES DESESPERADOS
En este marco, los agricultores no la están pasando nada bien. Por ejemplo, Nadia Ivanova, que en tiempos de paz estaría en estos días dedicada a la cosecha. Pero por ahora esta granjera del sur de Ucrania que exporta cereales al mundo entero solo ha recogido obuses.
“Plantamos con mucha tardanza porque antes tuvimos que efectuar el desminado”, describe la agricultora de 42 años, parada en el centro de sus inmensos campos fértiles.
Situados no lejos de la ciudad de Mikolaïv, los terrenos fueron atacados en marzo pasado cuando los rusos trataban de avanzar hacia el norte, causando como únicas víctimas dos pavos que reinaban en el gran patio.
Todavía se ve un cráter, algunos instrumentos sin valor fueron hurtados, pero las tropas enemigas solo cruzaron y el frente retrocedió después unos 20 km.
Pero el mal ya está hecho. “Reemplazamos la mostaza, planta precoz, por girasoles o mijo, más tardíos”, subraya esta mujer encargada de 4.000 hectáreas, que emplea 76 personas.
Cuando el bloqueo de los cereales ucranianos hace temer una multiplicación de crisis alimentarias en el mundo, los obstáculos se acumulan para Ivanova.
Instalada en 2003 con su hermano y sus parientes en un viejo “koljoz” (granja colectiva) que suministraba a la Unión Soviética tomates y pepinos, ahora ya no puede anticipar lo que pasará. La cebada ya maduró, el lino ofrece a sus abejas sus bellas flores azules. Las primeras cerezas azucaradas, orgullo de la zona, están ahí.
En tiempo de paz, su producción -más de 12.000 toneladas anuales- habría sido destinada al mercado interior y a la exportación hacia Europa, Africa y China.
A FALTA DE ALGO MEJOR
En la actualidad sus inmensos hangares albergan unas 2.000 toneladas de granos de la temporada anterior, que no encuentran compradores. Para abrir espacio y a falta de algo mejor, están almacenados en grandes bolsas sintéticas blancas o en costales.
Las vías férreas fueron parcialmente destruidas por el ejército ruso, todo barco que se acerque puede ser hundido y el puerto de Mykolaiv fue atacado con misiles y no hay aun vías alternativas. Como resultado, el precio de la tonelada se hundió. De 330 euros antes de la guerra, ahora está a 100 euros máximo.
En la granja, la máquina limpiadora de granos fue impactada. Imposible ponerla en funcionamiento: en la medida que las hostilidades aumenten en la zona roja, los bancos y las aseguradoras no responderán. Y las máquinas agrícolas están impactadas por esquirlas.
Y mientras todos los precios suben (abonos, pesticidas, combustible), parece que este año la sequía va a hacer estragos en Ucrania. Los granjeros agradecen que al menos tendrán para comer. (AFP)
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