VIDEO. El chico de 10 años que le aporta sangre nueva a una movida ecológica

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Thiago Maciel es un niño de 10 años que se volvió un ejemplo para toda la Ciudad. A su corta edad, se sumó a un proyecto vecinal para plantar árboles para las generaciones futuras y ni el frío lo detiene.

Con su inocencia, cuenta que todo empezó con la invitación de su vecino Carlos a crear un lugar de recreación y vegetación en Villa Progreso, donde los espacios verdes no abundan.

Así, cada miércoles desde hace un año, toma las herramientas y hace su aporte.

Cuando le preguntan la razón para plantar, responde sin vueltas: “Los árboles dan aire puro y sombra”. Su deseo es que más chicos como él se sumen a disfrutar y relajarse, mientras hacen por la comunidad.

La parte que más disfruta de las jornadas en Villa Progreso es “plantar y sacar pasto”. Le encanta ver a los árboles crecer y confiesa que su especie favorita es el ombú “porque es el primero que conocí”.

A lo largo de este año, al que se le sumaron las dificultades de la pandemia, ya plantó 16 ejemplares. Piensa en el futuro y visualiza una plaza llena de niños, espacios verdes y, por sobre todo, juegos.

El futuro del barrio

En 122 y 87, del lado de Berisso, Eduardo Silva es uno de los que comenzó este proyecto para llenar de vida y aire puro al barrio. “Este espacio estaba vacío, era un basural”, recordó.

La misión de este grupo de voluntarios era “dotarlos de un poco de color y de sombra para los que vienen”. Por eso es que la presencia de Thiago Maciel es de vital importancia y no dudan en recordárselo a diario: “En él centramos nuestra esperanza”.

El trabajo, por y para el barrio, tiene la intención de que los más chicos puedan contar con un lugar de recreación y ayudar a la comunidad a tener “un pequeño bosquecito”, con especies autóctonas y exóticas: “Hay araucarias, palo borracho, robles de los pantanos, robles sedosos y cipreses”.

Su proyecto empezó a hacerse realidad tras una publicación en Facebook, detallando sus intenciones. El vivero municipal de Berisso, a cargo de Emiliano, se contactó con él para donar plantas y la relación que se formó fue positiva para ambos lados.

Los vecinos berissenses germinan semillas que llevan al vivero y ellos les donan plantas y árboles. Ya plantaron en la rotonda de 122 y 87, en 122 desde 83 a 84, en 122 y 96 y van por más. Quienes viven en la zona donaron cubiertas para proteger a las especies más pequeñas y estiman que en cuatro años “esto va a tener mucho color”.

 

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