La importancia de simplificar y agilizar el trámite de las adopciones
Edición Impresa | 5 de Junio de 2022 | 02:17

Una vez más la Suprema Corte bonaerense realizó una convocatoria pública, tal como lo hizo el año pasado, para adopciones de menores de edad y, según se dijo en este diario, la campaña denominada “Adoptar es construir familia” busca concientizar sobre la importancia que revisten a nivel social las adopciones.
En buena hora, entonces, el impulso de una iniciativa que resulta trascendente para que muchos chicos que se encuentran en evidente situación de abandono puedan acceder a un hogar y a una familia que los contenga.
Sin embargo, esto que podría resultar una conquista -que en esencia lo es, desde luego- se encuentra condicionado desde tiempos pretéritos por la necesidad de acelerar los tiempos y por un trámite que en ocasiones se convierte en laberíntico.
El informe del alto tribunal aportó un detalle presentado por distintos juzgados de Familia de la Provincia, en cada uno de los cuales se ofrecieron referencias concretas sobre menores para los que se están buscando guardas “con fines de adopción o personas que quieran ofrecerse como referentes afectivos, tutores o figuras análogas de cuidado”, se indicó.
En 2020 se reflejó en este diario un informe oficial de tipo estadístico sobre la infancia institucionalizada en la Provincia. Se informó entonces que había más de mil niños que esperaban que se les permitiera ser adoptados. A esa situación se había llegado tras agotarse los intentos de revinculación con sus familias -en un trámite que no debiera demandar más de tres meses- en tanto que en ese año eran 1.200 las familias inscriptas en el registro de adoptantes. La estadística también marcaba que el sistema provincial se conformaba en esa época con un total de 3.639 niños y adolescentes institucionalizados.
No es un secreto que muchos padres que buscan adoptar recurran a métodos y a jurisdicciones alternativas, ante la suma de requisitos que deben cumplimentar y las largas esperas a las que se ven sometidos. De tal modo que buscan niños en distritos a veces muy alejados de nuestra ciudad, afuera de las fronteras de la Provincia y muchas veces del propio país.
Si bien toda presunta ilicitud es reprochable, los legisladores y jueces debieran tener en claro que estos recursos operan como resultantes de alguna falla estructural, que debiera despejarse de alguna manera.
Es verdad también que en la Provincia, hace muchos años, se vinieron buscando fórmulas para agilizar los trámites para la adopción de niños, fijándose plazos en algunas ocasiones para que los jueces decidan si están dadas las condiciones de adaptabilidad.
Sin embargo, los avances fueron pocos y no ha logrado evitarse que, en muchos casos, se registraran eternizaciones administrativas y complejidades que convierten al trámite de la adopción en un callejón sin salida.
Conviene asimismo reseñar que a mediados de la década pasada se puso en marcha un registro de adopciones a nivel nacional que había abierto muchas expectativas, al entenderse que podía ser un significativo progreso en una materia que, sin lugar a dudas, exige desde hace muchísimo tiempo una mayor agilidad judicial y administrativa.
Esa herramienta apuntaba expresamente a simplificar y dar transparencia a los trámites de guarda y adopción de niños en la Argentina, pero los resultados no fueron los esperados.
Es evidente que no existen soluciones mágicas para el sensible problema de las adopciones. Asimismo, resulta especialmente valioso que se enfatice en el interés superior del niño, a partir de la sólida base que ofrece una población dispuesta a interesarse en ofrecerles un futuro a quienes no lo tienen. Y en esa intención, lo que importa más es que se vayan sumando aportes, tanto legislativos como doctrinarios, que apunten fundamentalmente a agilizar y simplificar las tramitaciones.
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