Iván Noble: “No reniego del rock, pero no se me acaba ahí el planeta”

La voz de los Caballeros vuelve para presentar su nuevo disco solista, “una excusa”, dice, para repasar su cancionero histórico

Edición Impresa

Iván Noble lanzó este año un disco grabado en pandemia, “El arte de comer sin ser comido”, que trae mañana al Teatro Metro, pero, avisa, “el disco es una excusa”: no importa lo que diga el póster, la voz de los Caballeros de la Quema llega a nuestra ciudad con el afán de tocar “los temas que uno sospecha que quieren escuchar, temas de todas las épocas”.

Y así funcionó también “El arte de comer sin ser comido” en esos días pandémicos: como una excusa para hacer algo cuando no se podía hacer nada. “Cada uno en su oficio la llevó como pudo”, asegura el músico en diálogo con EL DIA.

Compuesto y grabado “en el momento más bravo de la pandemia, al principio”, no es , sin embargo, “un disco sobre la pandemia”, dice Noble sobre un material que, cuenta, “tiene ese humor, ese clima, esa cosa medio íntima de puertas adentro, de cosa minimalista, hecha con pocos instrumentos, pocos recursos”. Como se podía hacer en ese momento.

Admite, de todos modos, que el parate pandémico lo ayudó, “porque soy un tipo con poca disciplina, me cuesta concentrarme, incluso en lo que me gusta: el hecho de estar muy metido en casa me acercó al piano, a la birome… Entonces salieron más canciones. Tal vez, en otras circunstancias, el disco no hubiese estado terminado en tiempo tan breve. Yo tardo mucho en componer, no soy prolífico”.

- Decís que no sos prolífico, pero lanzaste un nuevo disco dos años después del anterior...

-Sí, el anterior había sido un disco de versiones, en realidad entre mi anterior disco de canciones propias y este, han pasado cuatro años. No soy prolífico, y no es casualidad: tampoco me parece que haya que sacar discos tan seguido, sin tener una necesidad interna, un apuro artístico. Esos cuatro años que pasaron, entonces, me parece un tiempo prudente: no creo además que haya apuro por sacar discos, más con este regreso de los singles que volvieron a caballo de las nuevas plataformas. Ya no me corre esa necesidad, ya escribí muchas canciones… y tampoco es que tenga tanto para decir. Y cuando más tiempo pasa, más canciones hiciste, más discos sacaste, está el riesgo de morderte la cola más seguido, de hacer siempre lo mismo. Pasa en casi todas las artes.

-En este disco, te movés por distintos estilos, se nota una inquietud musical. ¿Lo que sostiene tu identidad no es tanto la música sino tu lírica, esa forma particular, barrial, de hablarle al escucha?

-Es probable. Cuando me hice solista, la primera decisión fue que iba a hacer el disco que se me cantara. No es que con una banda no pudiera hacerlo: de hecho, los discos con Caballeros eran los discos que queríamos hacer. Pero en una banda tenés que consensuar, y cuando la banda tiene una identidad, en general, cuesta más moverse de eso, hay una inercia. Pero como solista, como no hay que consensuar nada, podés hacer un disco acústico, a los dos años un eléctrico… No tenés que llevar esa discusión a la sala de ensayo. Entonces, eso te da más libertad, y quizás por eso la búsqueda musical sea más zigzagueante que las letras. Pero, tampoco es que hay tanto para decir. Hay dos o tres temas universales. Más, cuando pasada cierta edad empecé a escribir de forma confesional, de piel para adentro más que de piel para afuera, más que relatos callejeros, sociales.

- Esa libertad se nota en tu última colaboración, con Rusher King, saliendo del palo del rock, del folk, de lo que has transitado. ¿Cómo ves que ha recibido el rock a estos jóvenes que traen un nuevo estilo al país? Al principio parecía haber rechazo…

- Creo que antes los rechazaron, pero ya no, últimamente hay muchos de esos cruces. Los que escuchan rock de más de 50, ya no tenemos eso en general, no somos talibanes de la épica del rock. Y los pibes de menos de 30 nunca lo tuvieron. En ese sentido, son mucho más libres. Yo vengo de los 90, y había un poco más de determinismo: era impensable un Lollapalooza, o un Quilmes con Divididos y Nathy Peluso. Me parece una gran noticia que hoy sí sea posible: al fin y al cabo, los géneros musicales son géneros, y a veces se cruzan y a veces no. Es mucho más plástico de lo que uno cree.

- Hablando de esa plasticidad: vos venís de Caballeros, la gente te conoció ahí y por lo tanto te conoce como rockero. Pero en tu música, tus acciones, parece a veces que renegás un poco del traje del rockero…

- Hace mucho que no hago rocanrol, ya desde los Caballeros había otra búsqueda, pasado por el tamiz de Morón. Y yo también: todos mis discos tienen sonidos rock, pero también pop, acústicos… Este último disco está ternado, y me importan un carajo las ternas, pero está ternado en álbum y canción de autor, no de rock. Y hay algo de eso. Pero no reniego del rock, todo lo aprendí de ahí, como escucha y con la banda. Pero no es el universo que me conforma, hay otras cosas, no se me acaba ahí el planeta.

- Decías que el paso a solista, de hecho, te permitió abrirte, buscar otros sonidos.

- Al principio era más difícil, venía de una banda de rock y el público más ortodoxo miraba con desconfianza… Pero el tiempo acomoda las cosas, y se queda escuchando el que quiere.

xxxxxxxxxx

Los Caballeros y los regresos esporádicos

Los Caballeros de la Quema vienen juntándose cada tanto, para recordar viejos tiempos frente a las multitudes de grandes y no tan grandes: la última de estas reuniones fue en su Morón natal, en marzo, un espectáculo que dejó en claro cómo la banda está clavada en el corazón de una generación.

“Está buenísimo. Tranquilamente se podría haber esfumado el cariño de la gente. Y nos alegra ver padres e hijos en el show nuestro, eso garpa todo”, dice al respecto Noble, y recuerda que la primera de estas reuniones fue en La Plata, en el Estadio Único.

“Empecé a escribir de forma confesional, piel para adentro, más que relatos callejeros, sociales”

“Se podría haber quedado ahí…”, dice, pero luego vinieron un recital en el Malvinas que cimentó la idea de juntarse cada tanto, de disfrutar. Y ahora, claro, Morón, “nuestra aldea”, que fue, dice Noble, “el más conmovedor y masivo de todos. Y eso nos anima a hacer de vez en cuando algo. Esa es la decisión: no vamos a hacer una banda permanente, no tenemos un día a día como banda, pero cuando se nos dé la gana, haremos algún show, porque cuando nos juntamos la pasamos bien. Y porque sonamos bien, mucho mejor de lo que sonábamos a los veintipico”.

¿Y de volver al estudio? “Lo veo más difícil. No lo descarto… tal vez grabar un tema nuevo… Pero 11, 12 canciones, lo veo difícil para mí, imaginate para Caballeros”. Lo que pasa, afirma, es que ir al estudio y lanzar un tema nuevo no tendría demasiado sentido: “Creo que la vigencia de la banda tiene que ver con una cuestión emocional muy arraigada: para muchos, es parte de la banda sonora de sus vidas. Entonces, cualquier canción nueva va a correr muy en desventaja. ¿A quién le importa un tema nuevo de los Rolling Stones?”

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE