La muerte de la abuela de Pía: más dolor en medio de una tragedia infinita

Carolina Salas pedía justicia por el crimen de su nieta de 2 años en El Dique. Ayer fue hallada sin vida en un edificio de Diagonal 77, 5 y 6. Estaba acostada en una cama, con $285 mil abajo de la almohada. Sufrió un paro cardíaco

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La autopsia, en principio, despejó las dudas que se habían originado en torno a la sorpresiva muerte de Carolina Eugenia Salas, la mujer de 39 años que pedía justicia por el asesinato de su nieta de dos años en Ensenada y que ayer por la mañana fue encontrada sin vida en un edificio próximo a Plaza Italia.

Los forenses determinaron un “paro cardíaco por insuficiencia cardiorrespiratoria aguda”, lo que haría sospechar, de un análisis con otros indicios surgidos de la escena, que la muerte se produjo por causas naturales o no traumáticas.

Según indicaron voceros judiciales, el hecho tuvo lugar en un departamento del quinto piso de una torre ubicada en Diagonal 77 entre 5 y 6, donde la víctima estaba recostada sobre una cama.

En forma fetal y, correctamente tapada, así la encontraron los policías que acudieron al llamado del propietario del inmueble, quien les advirtió que Salas no le contestaba sus llamados y que sospechaba que estaba en el lugar.

Por eso irrumpieron en la vivienda con una copia de la llave de la puerta de entrada y, de una primera observación, estaba todo en perfecto estado de uso y conservación.

El horror se desató unos segundos después cuando avanzaron sobre la habitación y lograron ubicarla.

Sin signos vitales a simple vista, fue un equipo del SAME el que confirmó el deceso.

En la mesa de luz, de acuerdo al reporte oficial, había un frasco de marihuana y debajo de la almohada la suma de 285 mil pesos en efectivo.

En la causa tomó intervención la UFI N° 2 de La Plata, a cargo de la fiscal Betina Lacki, quien ordenó una serie de estudios complementarios para determinar si la mujer habría ingerido alguna sustancia que pudo provocarle ese terrible desenlace.

Carolina Salas

ESTABA AMENAZADA

Después del asesinato de su nieta, Pía Larrea, ocurrido el pasado 5 de julio en el barrio El Dique de Ensenada, cuando una discusión por la posesión de una humilde vivienda en la calle 123 casi esquina 50 terminó con una “lluvia” de 13 disparos, Salas denunció amenazas.

“Matala, matala”, le habría dicho a su cómplice uno de los motociclistas que la interceptó en 117 y 96.

“Acá no, boludo, hay cámaras y mucha gente, vamos a hacer las cosas bien”, respondió.

Finalmente, terminaron dándose a la fuga y la mujer se refugió en un comercio de la zona desde donde llamó a su pareja para luego ir a radicar la denuncia.

Sus acusaciones apuntaron hacia los autores de ese rapto de violencia y locura sin límites, que provocaron una pérdida infinita.

La pequeña Pía, con un impacto de bala en el ojo derecho, fue derivada de urgencia al hospital Gutiérrez, aunque no pudieron salvarla.

A partir de ese momento, Salas arrancó un vertiginoso camino en reclamo de justicia, que ahora necesariamente deberán transitar otros integrantes de su círculo íntimo.

Ella, con decisión, se había puesto al frente de la familia y en su sitio de Facebook, que cerró a los pocos días, realizó posteos desgarradores.

También lanzó sus sospechas con nombre, apellido y fotos de los presuntos implicados en el homicidio.

Dolida por lo que consideró la falta de apoyo de las autoridades, nunca bajó los brazos.

El caso tiene a un falso gestor detenido, con una grave imputación, a la expareja investigada y a los supuestos tiradores prófugos.

La trama que desnudó el asesinato apuntaría a una organización criminal, con integrantes de saco y corbata, que mandarían a ocupar propiedades deshabitadas o flojas de papeles, para después hacer millonarios negocios con ellas.

Salas era una mujer joven pese a su rol de abuela. No estaba embarazada, en base a las confirmaciones surgidas del reporte de autopsia, y tendría una cuestión de salud de fondo, que la mantenía bastante desmejorada.

En su familia, son horas de dolor interminable.

Cruzados por la irreparable pérdida de Pía, ahora sumaron esta nueva muerte, que los colmó de angustia y desesperación.

El reclamo de justicia, de todas formas, continuará resonando en los tribunales locales. Será por la nena y en memoria a Carolina.

 

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