Una baldosa blanca y anécdotas del ex presidente

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En la puerta del Centro de Estudiantes de San Nicolás un cartelito pide “aborta tus prejuicios antes de entrar”. En la vereda de la calle 59, a metros de la comisaría Novena, una baldosa blanca recuerda a Gustavo Murici, un joven de esa ciudad que en 1977 buscó refugió allí después de que desapareció su novia y se escondió en un ropero de la habitación más grande, cuando una noche irrumpieron los policías de la seccional vecina.

Sus amigos lo escucharon removerse dentro del mueble y le susurraron que aguantara, que ya se iban. Cuando por fin abrieron la puerta del ropero, descubrieron que se había suicidado. “Era amigo de Néstor Kirchner”, refiere Rosario Reyna, antes de relatar una anécdota que cuentan quienes conocieron a los dos: “Cada vez que venía, Néstor entraba pateando la puerta y gritando ‘policía’”.

 

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