Salman Rushdie: Irán se despega del ataque

El gobierno de Teherán negó “categóricamente” cualquier nexo con el agresor que apuñaló en EE UU al escritor británico, y culpó a la víctima por “ofender” al Islam

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TEHERÁN

Tras días de silencio, Irán negó ayer “categóricamente” cualquier vínculo con el agresor que apuñaló el viernes pasado en EE UU al escritor británico Salman Rushdie, autor de la controvertida novela “Los versos satánicos”, 33 años después de la fatwa (pronunciamiento legal) del ayatolá Ruhollah Jomeini condenándolo a muerte.

“Desmentimos categóricamente” cualquier relación entre el agresor e Irán, dijo Naser Kanani, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. “Nadie tiene derecho de acusar a la República Islámica”.

Se trata de la primera reacción oficial de Teherán a la agresión contra el autor de 75 años, ocurrida en el anfiteatro de un centro cultural en Chautauqua, en el estado de Nueva York.

“En este ataque, sólo Rushdie y sus partidarios merecen ser culpados e incluso condenados”, subrayó Kanani durante su rueda de prensa semanal en Teherán.

“Insultando los asuntos sagrados del Islam y cruzando las líneas rojas de más de 1.500 millones de musulmanes y de todos los seguidores de las religiones divinas, Salman Rushdie se expuso a la ira y a la rabia de la gente”, añadió.

SE RECUPERA

Hospitalizado con heridas graves tras el ataque, el escritor británico-estadounidense va mejorando, según sus allegados. Ya no necesita respiración artificial y ha comenzado la recuperación, señaló su agente literario Andrew Wylie en un comunicado enviado a los medios.

Salman Rushdie, nacido en 1974 en India en una familia de intelectuales musulmanes no practicantes, incendió una parte del mundo musulmán con la publicación en 1988 de “Los versos satánicos”, novela considerada como blasfema por los más rigoristas, al entender que insultaba al Corán y al profeta Mahoma.

El fundador de la República islámica emitió en 1989 una fatwa llamando a matar a Rushdie, que vivió durante años con protección policial.

La fatwa contra el escritor nunca fue retirada y en estos años, varios de sus traductores han sufrido ataques, incluido el apuñalamiento mortal a su traductor japonés en 1991.

“La ira mostrada en ese momento (...) no se limitó a Irán y la República Islámica. Millones de personas en países árabes, musulmanes y no musulmanes reaccionaron con cólera” al trabajo de Salman Rushdie, recordó ayer el portavoz de Asuntos Exteriores de Irán.

Kanani consideró “completamente contradictorio” “condenar la acción del agresor y absolver la acción del que insulta las cosas sagradas e islámicas” al mismo tiempo.

El presunto agresor, Hadi Matar, es un joven estadounidense de origen libanés de 24 años, que ha sido acusado de “intento de asesinato y agresión”. Matar se ha declarado “no culpable” de los cargos.

El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, dijo el domingo que los medios estatales iraníes se estaban “regodeando” por el ataque al intelectual. “Es despreciable”, afirmó en un comunicado.

En Irán, el diario ultraconservador Kayhan elogió a Matar aludiendo a él como “ese hombre valiente y consciente del deber que atacó al apóstata y vicioso Salman Rushdie”.

Hadi Matar, el atacante

Javan, otro periódico ultraconservador, escribió el domingo que se trata de un complot de EE UU con la “probable” intención de “propagar la islamofobia en el mundo”.

En Irán se trata de una cuestión delicada. Varias personas entrevistadas por periodistas de agencias internacionales como AFP en los últimos días en Teherán se negaron a comentar sobre el ataque a Salman Rushdie, mientras que otros celebraron la agresión.

En este marco, Washington calificó ayer de “repugnante” el hecho de que Irán haya responsabilizado al propio Salman Rushdie y a sus comentarios sobre el Islam por el ataque que sufrió la semana pasada en Nueva York y que lo mantiene hospitalizado.

“Culpar de este ataque a la víctima, a Salman Rushdie, es algo despreciable. Es repugnante. Lo condenamos”, respondió en rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price. (AFP y EFE)

 

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