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Decadencia

Silvia Cilia expresa: “En la Argentina de los últimos tiempos, la falta de respeto se ha naturalizado, ya no solo no se respeta a las personas; tampoco se respetan las investiduras. Trabajar como docente ha dejado de ser un placer vocacional, para convertirse en un tormento. Hasta hace tres décadas, nuestro país formaba capital humano de excelencia, porque el sistema educativo era de excelencia. Los valores formaban parte de la currícula y el respeto a las instituciones y a los docentes, estaba fuera de discusión. Los alumnos sí tenían derechos, pero los mismos deben ser enseñados conjuntamente con las obligaciones. En la actualidad los alumnos solo hablan de sus derechos, sin importar las consecuencias. Para que una sociedad funcione, desde muy temprano los alumnos deben aprender a respetar y hacer cumplir sus derechos como así también ser responsables de sus obligaciones.

Y hacerse cargo de las consecuencias cuando estas no se cumplen. La educación se fue degradando hasta llegar a lo que es en la actualidad. Para salir de la pobreza y transformar la asistencia social en empleo decente es imprescindible mejorar la calidad de la educación. ¿Pero el Estado (o quienes nos gobiernan) tienen verdadero interés en mejorarla? Cuando se eligen ministros de educación que no son docentes, y por ende no conocen la problemática docente, cuando se prioriza el adoctrinamiento en vez de la formación crítica, o se les hace creer a los alumnos que solo tienen derechos y no obligaciones, y esos derechos los habilitan a cualquier cosa, incluyendo la falta de respeto, estamos frente al caos imposible de revertir”.

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