Ataque cobarde en Villa Elvira: cachetazos, amenazas y robo a una abuela
Edición Impresa | 27 de Agosto de 2022 | 05:25

Una banda de delincuentes encapuchados, armados y con guantes de jardinero le hizo vivir el peor susto de su vida a una jubilada de 82 años, a temprana hora de la mañana de ayer y cuando la mujer recién se despertaba y permanecía en la cama mirando televisión.
Eran las 6.15 cuando esta abuela se estremeció por completo al escuchar “como una explosión”, le contó por la tarde a este diario en su vivienda de 14 y 73.
Más tarde supo que ese fuerte estruendo que la alteró y preocupó fue provocado por tres maleantes que arrancaron la reja y un vidrio de una ventana que da a la calle.
Tal fue la inquietud que le generó ese incidente, que Irma (82) decidió levantarse para saber qué había pasado.
Su sorpresa entonces se potenció, pero simultáneamente la invadió un miedo profundo, al encontrarse súbitamente con ese grupo de ladrones en el living de su casa.
“NO SE LO DESEO A NADIE”
Acompañada por algunos familiares y allegados, Irma repasó cómo transcurrieron esos “20 minutos interminables” que le tocó afrontar por culpa de esos deleznables individuos.
“Hacía un ratito que me había despertado y me puse a ver la tele en mi pieza, hasta que sentí como una explosión que provenía del sector de entrada a la casa”, relató inicialmente.
Su curiosidad pudo más y decidió levantarse de la cama para saber a qué obedecía esa circunstancia.
Con gesto que denotaba el horrible recuerdo del momento de toparse con los tres delincuentes, señaló: “Fue ahí cuando los ladrones me vieron y me llevaron para mi cuarto”.
En ese sector del inmueble fue donde los asaltantes descargaron sobre ella diversas y repudiables actitudes de violencia.
Al respecto, contó que “como estaba muy asustada comencé a gritar fuerte y uno de estos pibes, que calculo que tienen más de 20 años, porque tienen voz de hombre, no de menores, me dijo `no grites´y me puso un revólver en la panza mientras me pedía dólares”.
Con esfuerzo y aterrorizada, Irma admitió que le costó convencer a la banda de que no cuenta con dinero de moneda extranjera.
“Pero me pegaron un culatazo en la cabeza, que por suerte no alcanzó a lastimarme. Y en los 20 minutos en que estuvieron acá, me pegaron cuatro ó cinco cachetadas fuertes en la cara”, reveló después.
Al margen de esas agresiones físicas, estos ladrones también apelaron a una tortura psicológica para amedrentar a su víctima.
En tal sentido, la jubilada mencionó que, en un momento dado, la obligaron a ir al baño “así se saca la alianza con agua y jabón, me ordenaron”.
Pese al enorme significado afectivo que le representaba ese anillo, suplicó interiormente lograr quitárselo frente a una cruel advertencia que le habían hecho segundos antes los delincuentes.
“Decían que si no me lo podía sacar de esa manera, me iban directamente a cortar el dedo donde tenía la alianza”, manifestó angustiada.
No fue la única pertenencia que Irma tuvo que resignarse a perder. “También me robaron 20.000 pesos”, añadió.
No obvió, incluso, puntualizar que los delincuentes “hasta revisaron la claraboya del baño para ver si encontraban más plata. Y eso que la claraboya está bastante alta”. Esa búsqueda no arrojó para la banda el resultado esperado.
Todo lo antedicho, la impulsó a reflexionar, con sumo dolor, que “lo que me tocó vivir por este asalto, no se lo deseo a nadie”.
Para desconcierto de la damnificada y de quienes la rodeaban, los asaltantes, por motivos que se ignoran, desistieron en cambio de engrosar ese botín con el teléfono celular de la señora.
“Menos mal que me lo dejaron, porque además pude avisar enseguida a mi hija sobre lo que había pasado. Y enseguida se vino para acá”, reflejó.
Al consultarle si en alguna otra oportunidad había sido blanco de un hecho delictivo, Irma respondió: “No, es la primera vez que me ocurre algo así en más de 60 años que llevo viviendo en el barrio”.
UN BARRIO INSEGURO
Una de sus hermanas que la fue a visitar tras el asalto sufrido, aludió que “lamentablemente no fue un hecho aislado el robo que padeció mi hermana, porque ya hubo otros en el barrio”. Citó uno que particularmente generó conmoción en el vecindario. En la otra cuadra le hicieron una entradera a una familia que venía de un cumpleaños. Luego se puso la alarma vecinal”.
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