Luis Salinas: “La música tiene una energía espiritual, si no serían notas nada más”

El guitarrista vuelve esta noche a La Plata, una ciudad donde, recuerda en diálogo con EL DIA, pasó grandes noches musicales

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Cuando Luis Salinas no había todavía lanzado más de 20 discos, recibido nominaciones a los Grammy y ganado siete Gardel y un Konex, cuando todavía se paseaba por oscuros sótanos con su guitarra, solía, recuerda, frecuentar La Plata: allí conoció a varios talentosos personajes de la noche cultural platense, y con algunos de ellos subirá al escenario del Coliseo Podestá mañana.

“Volver a tocar en La Plata es muy especial para mí”, confiesa Salinas, en diálogo con EL DIA. “Tengo ganas de pasar un par de días en La Plata y volver a un teatro donde tengo grandes recuerdos”, sigue Salinas, y rememora cuando “la primera vez que fui a La Plata, a escuchar algo, fui a ver a Hermeto Pascoal, y me quedé impresionado con el público, tan conocedor de la música”; o los días como invitado de Clase Única, el trío jazzero que componían en los 90 Quique Roca, Rubén Duca y Omar Gómez (que tocarán con Salinas en el Coliseo, al igual que Néstor Gómez y el hijo de Luis, Juan Salinas).

“Después empecé a hacer mis cosas”, dice, y llegó al emblemático teatro platense por mérito propio, al punto de que “cuando reabrieron el Coliseo me invitaron a tocar a la reapertura como invitado de Mercedes Sosa: fue algo maravilloso”.

Así que volver, dice, “tiene una carga emotiva muy grande. Me voy a dar varios gustos. Tocar con gente que admiro mucho, que son hermanos de la vida… Compartir música con gente que uno quiere y admira, eso siempre es un regalo. Y hacerlo con mi hijo Juan es la frutilla del postre”. Es que, afirma, “la música además de las notas tiene una energía espiritual: si no, serían notas nada más. Cuando tocás con gente que querés, que admirás, eso se escucha”.

- Juan se sumó a tu banda hace tiempo ya. ¿Cómo fue que decidiste sumarlo a tu proyecto?

- Se dio naturalmente. Él empezó tocando el cajón, pero después se metió con la guitarra sobre todo después de ver a B.B. King. A los 15 días, encima, tocó Jeff Beck, estuvimos en el camarín… desde ahí no paró más de tocar la guitarra. Por ahí eran las 2 de la mañana y tenía que decirle que pare, que había que ir al colegio… y me miraba como diciendo ‘no sos el más indicado’. Pero tocar juntos se dio naturalmente. Yo no creo mucho en la Iglesia, pero creo mucho en Dios, y creo que es un regalo divino tocar con Juan: y así lo vivo.

- La música es energía, ¿y la guitarra? ¿Qué es para vos?

- Ah, no, la guitarra… para resumirte: si tengo una cita, y agarro la guitarra, seguro que llego tarde.

- Hablando de energía, ¿cómo está siendo volver a tocar frente a la gente después de la pandemia?

- La pandemia fue terrible para mí. Se contagió Juan, la mamá de Juan, y también me contagié yo… y fue duro. Zafé porque Dios quiso…. Antes de que tuviera el virus, habíamos hecho un streaming, hacía 100 días que no tocábamos con Juan, y fue tan emocionante que pasó por arriba el hecho de que el streaming es como una comida sin sal. Pero fue raro. Cuando se dio la posibilidad de volver a tocar con gente, la verdad, me emocioné mucho. Es que yo no toco la música, la vivo, y no poder hacerlo es horrible. Fue duro. No era suficiente tocar en casa, estudiar temas… Y yo no soy joven, tengo 64 años, no pienso como ellos que bueno, esto va a pasar… Así que cuando salimos de eso, desde entonces, todo lo vivo distinto: disfruto más la vida, disfruto más tocar. La música, decía el papá de Lito Vitale, se debería vender en las farmacias, porque es curativa. Y realmente es así: cuando uno comparte música con la gente es algo muy especial, una cosa de Dios.

- Mencionás a Lito: en abril lanzaron un disco, “Desde el alma”.

Con Lito tengo una relación muy especial, de muchos años: cuando tocaba en sótanos, un día la mujer de Lito lo llevó a verme. Él hacía su programa de televisión, “Desde el alma”, y me invitó a ese programa: yo era fan de él, era un honor muy grande. Y eso sirvió mucho a mi carrera, me conoció mucha gente. Fue muy generoso conmigo. Y nos fuimos haciendo muy amigos. Incluso, tenía una muy buena relación con sus padres. Y un día, estaba en la casa de Lito, y Donvi, su papá, nos dijo que deberíamos grabar juntos el vals “Desde el alma”. Quedó ahí. Pero en pandemia, Lito me comentó que tenía grabaciones que habíamos hecho en distintos momentos que lo visitaba. Me dijo que lo escucháramos, y me pareció muy lindo: representa distintos momentos nuestros. Y a eso le agregamos algunas cosas que grabamos con Juan en pandemia, algo que hice para un programa suyo, y nos quedaba lo más importante: grabar “Desde el alma”. Cuando grabamos, si lo escuchás bien… ahí están las ausencias, la ausencia del padre, de la mamá de Juan, de mi viejo. Hay una carga muy fuerte. Cuando escucho el disco, escucho ese tema y no puedo escuchar más.

- “Desde el alma” apareció este año, pero como solista llevas seis años sin discos nuevos. ¿Por qué? ¿Hay algo en el horizonte?

Después de ese disco vino el primer disco de Juan, entonces me dediqué a producir, toqué un poco el bajo... Pero al no estar en una compañía, lo bueno es que grabás cuando tenés algo que decir: estando en una compañía, quizás te obligan a sacar un disco por año, no tenés mucho para decir pero tenés que grabar igual. Yo al tener esa libertad, fui haciendo los discos así, cuando los sentía. Ahora siento que es hora.

“Te resumo lo que significa la guitarra para mí: si tengo una cita, y agarro la guitarra... seguro llego tarde”

Luis Salinas, guitarista y compositor

 

Luis Salinas

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