Vecinos de El Mondongo hicieron su asamblea 200: “Estamos abandonados”

Dicen que sufren tres robos por día, viven a oscuras y ya no salen después de las 18. “La Muncipalidad ni siquiera nos responde”

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Por LAURA ROMOLI

lromoli@eldia.com

El empedrado, los árboles añejos y las casas bajas, muchas de ellas aún de estilo, aparecen como la escenografía típica de El Mondongo a la que la imaginación se remite con sólo pensar en el barrio y entrecerrar los ojos. Pero a esa escena imaginaria de otras épocas hoy hay que quitarle algunos elementos y sumarle otros. Por ejemplo, borrar las sillas en las puertas y las ventanas sin rejas, los chicos jugando en las veredas y algún vecino repasando el auto en la puerta de su garage. En cambio, deben sumárseles columnas con bocinas que forman parte del sistema de emergencia comunitario, casas con frentes totalmente cerrados y carteles con marcas de alarmas y veredas vacías. Todo lo demás fue arrasado por la llegada del delito: asaltos con armas, arrebatos, venta de drogas y entraderas.

Lo que ocurre en El Mondongo se asemeja en mucho a la transformación que en las últimas décadas tuvieron muchos de los barrios residenciales de la Ciudad. Pero en este caso, hay un agravante: el enquistamiento y crecimiento de lo que se conoce popularmente como ”la zona roja” platense y las promesas incumplidas de su relocalización, de la instalación de nuevas cámaras y de la reparación de luminarias rotas.

Naturalmente, el señalamiento de esta condición no apunta al ejercicio de la prostitución en la vía pública como la causa de los males del barrio, sino lo que conlleva el maridaje habitual con el narcomenudeo.

“Es la venta de drogas nuestro mayor problema y la causa de los hechos de violencia”, repiten casi al unísono el grupo de vecinos que se convocó en la esquina de 68 y 117 a la asamblea número 200 en contra de la inseguridad.

Una hora antes, en la avenida 66, a dos cuadras de ese punto de encuentro, un matrimonio sufría una violenta entradera. Casi en simultáneo, en el camino entre la casa recién asaltada y la esquina de la reunión vecinal, del Colegio Santa Margarita salen los alumnos de la primaria.

Al cónclave, que se desarrolló en la vereda y en el que se anticipó que se le enviará una carta al intendente, Julio Garro, asistieron, el comisario de la Comisaría novena, Juan Corbalán, y el jefe de Distrito Sur, Alejandro Morigio, quienes tomaron nota de los reclamos y contaron la organización de las cuadrículas para la realización del patrullaje en la zona.

No hubo, al contrario, ningún representante de la gestión municipal. “Los invitamos, los llamamos, les hablamos y no vinieron”, dijo el vicepresidente de la asamblea, Domingo Novello.

“¿Qué pasa con la relocalización de la zona roja?”, preguntaron varios de los asistentes, ilusionados con el cumplimiento de la ordenanza que apunta a controlar la venta de drogas en el barrio. No hubo respuesta. “Dicen que se tienen que poner de acuerdo con el ministerio de Seguridad”, dijo Novello. Este diario lo preguntó directamente a la Municipalidad pero no obtuvo respuesta sobre esas conversaciones ni sobre las medidas que realiza la Comuna al respecto.

Tampoco tuvieron a quién plantearle la necesidad de incrementar el número de cámaras de monitoreo. “Queremos cámaras de seguridad, pero no nos dan bolilla”, se quejó Pedro Campise y mostró un video de la esquina de su casa a la noche en la que se observan todas las luminarias públicas apagadas. A su lado, José Autullo contó la caravana de motos sin patente que circulan en la zona, “motos como en la que me asaltaron a mí”, añadió.

Para Irma la entradera en la que recibió un disparo en la cadera es ahora una anécdota que cuenta resiliente, mientras María, que vive a pocas casas, cuenta que instaló dos alarmas que activa a partir de las 18. “Tratamos de no volver a casa después de las 20”, relata Manuel para resumir cómo este flagelo afecta sus vidas. Es entonces que EL DIA les pregunta: “¿En este tiempo han conseguido ser realmente escuchados?”. La respuesta, contundente, la dio María: “Despues de 200 reuniones, ¿a vos qué te parece?”

 

Incumplimiento
Como viene publicando este diario, el denominado código de convivencia impulsado por el intendente, Julio Garro, se sancionó en diciembre de 2021 por el Concejo Deliberante, estableciendo en su articulado la relocalización de la denominada “zona roja”. Sin embargo, a pesar de que la ordenanza rige la medida no se cumple. A principios de año se llevaron adelante una serie de reuniones entre representantes de la Comuna y del ministerio de Seguridad para avanzar en ese sentido pero hasta ahora no exhibieron ningún resultado y los vecinos ya cuentan 200 asambleas.

 

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