La Niña, interminable: preocupa su impacto en la producción
Edición Impresa | 4 de Septiembre de 2022 | 03:12

Después de dos años del fenómeno climático de La Niña, cuya principal característica es la de reducir en nuestra Región el nivel de precipitaciones con relación al promedio, las reservas de agua que normalmente proveen las napas subterráneas a la zona productiva están fuertemente comprometidas. “Hoy, después de dos años de Niña, en buena parte de la Provincia, en la zona clave para la producción, se depende únicamente de las lluvias y la preocupación de los productores es cada vez mayor”, dice, consultado por este diario, Pablo Ginestet, dirigente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).
El anuncio, conocido en la última semana, de que son altas las chances de que el fenómeno climático de La Niña se prolongue más de lo previsto, posiblemente hasta febrero de 2023 (lo que establecería una tercera repetición consecutiva registrada sólo tres veces desde 1950), profundiza la inquietud en el campo. Puntualmente, se espera una reducción de los rindes de cultivos como el trigo y el maíz, al tiempo que podría también reducirse la superficie sembrada de producciones como el maíz o la soja, agrega el dirigente.
El anuncio de que hay altas chances de que el fenómeno de La Niña se prolongue durante la primavera y hasta principios del verano, dado a conocer durante la última semana por la Organización Meteorológica Mundial, dependiente de la ONU, no vino sólo. Los meteorólogos destacan que también es posible que La Niña coincida con otra variable atmosférica que refuerza las posibilidades de que las lluvias estén por debajo de lo normal: el Dipolo del Océano Índico.
Los productores temen que esta situación agrave un escenario de por sí complicado: actualmente una extensa área de la zona núcleo, clave para la producción y que se extiende entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, está afectada por las sequías, mientras en buena parte del territorio bonaerense las reservas de agua no llegan a ser adecuadas: son escasas a regulares (ver mapa).
Una niña triple
El anuncio sobre la posible prolongación del fenómeno de La NIña más allá de lo esperado y después de dos períodos consecutivos fue dado a conocer en el curso de la última semana por la agencia meterológica de la Organización de las Naciones Unidas.
Según se informó, se espera que el fenómeno continúe tras el final de este año. Un misterioso “triplete’’ -el primero este siglo- provocado por tres años consecutivos en los que ha afectado a patrones climáticos como sequías e inundaciones en todo el mundo.
Las condiciones de La Niña, que implican un enfriamiento a gran escala de la temperatura en la superficie de los océanos, se han fortalecido en el Pacífico oriental y ecuatorial central con un aumento de los vientos alisios en las últimas semanas, según la Organización Meteorológica Mundial.
Gran parte del campo bonaerense registra reservas de agua por debajo de las adecuadas
La Niña es un enfriamiento natural y cíclico de partes del Pacífico ecuatorial que cambia los patrones climáticos en todo el mundo, al contrario que el calentamiento provocado por el más conocido El Niño, un fenómeno opuesto.
En conjunto, El Niño, La Niña y la condición neutral se conocen como ENSO (siglas en inglés de El Niño/Oscilación Sur) y representan uno de los factores más grandes que determinan el clima. En ocasiones aumentan o mitigan los grandes efectos del cambio climático provocado por el ser humano con la quema de carbón, gas y petróleo, según los científicos.
Es probable que el prolongado fenómeno de La Niña se convierta en el primer “episodio triple” de este siglo, al abarcar tres veranos consecutivos en el hemisferio sur (inviernos en el hemisferio norte) , indicó un boletín publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“Es excepcional que un episodio de La Niña se mantenga durante tres años consecutivos”, afirmó el secretario general de la OMM, el finlandés Petteri Taalas.
De confirmarse, sería la tercera vez desde 1950 que se observa este fenómeno durante tres temporadas consecutivas, según la OMM.
El actual fenómeno de La Niña, que empezó en septiembre de 2020, continuará a lo largo de los próximos seis meses.
“En nuestra zona se profundizaría la escasez de lluvias y seguiría al menos hasta diciembre”
La probabilidad de esta previsión es del 70% para los meses de septiembre a noviembre y luego desciende gradualmente al 55% para el periodo de diciembre a febrero de 2023, según la agencia de la ONU.
“La agudización de la sequía en el Cuerno de África y en la parte meridional de América del Sur lleva el sello de La Niña, al igual que las precipitaciones por encima de la media observadas en el sureste asiático y en Australasia”, indicó Taalas.
en La plata
Según indican desde la Agencia Hidrometeorológica de la Municipalidad de La Plata, las consecuencias de la prolongación de La Niña en nuestra Región serían un refuerzo en la condición de sequía. Y de darse otros elementos, podría favorecer una sequía histórica.
“Por el momento, la probabilidad de que se prolongue el fenómeno de La Niña sería del 70%, qué es el triple de la probabilidad habitual”, indicaron.
Al mismo tiempo, agregaron que “si se manifiesta la Niña en fase con el Dipolo del Océano Índico, es probable que tengamos una seca histórica, cómo en 2018. Si solo ocurre el segundo fenómeno seguirá la seca como hasta ahora”.
“Para nuestra zona se reforzarían las condiciones de sequía y seguiría por lo menos hasta el mes de diciembre. A partir de enero la situación se normaliza pero no esperamos lluvias que reviertan el déficit de precipitación que hay sobre gran parte de la provincia de Buenos Aires. Y no solo depende en las lluvias de La Niña sino también de otro índice que se llama Dipolo del Océano Índico. Este también genera déficit de lluvias y se mantiene hasta diciembre”, destacaron desde la Agencia Meteorológica Municipal.
En el ámbito productivo
En este contexto la mayor preocupación aparece en el campo bonaerense, donde inquieta el impacto que este fenómeno climático, de producirse, puede tener en variables como los rendimientos del trigo y del maíz y, más sobre el final del año, sobre la superficie sembrada del maíz y de la soja.
Los datos que surgen de un informe del Instituto del Clima y el Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) indican que hay entre 70 y 80% de posibilidades de que la sequía se extienda durante los meses de primavera e incluso hasta el inicio del verano.
El fenómeno comenzó a fines del invierno de 2020 y, de extenderse hasta el inicio del verano es más probable la ocurrencia de lluvias inferiores a lo normal y de temperaturas medias normales o más frías, dice el informe.
“Es excepcional que un episodio de La Niña se mantenga durante tres años consecutivos”
Mientras tanto, el impacto del fenómeno climático ya se nota en algunos indicadores. Uno de ellos dice que 1,8 millones de las hectáreas implantadas con trigo en el país están en condiciones regulares o malas debido a que gran parte de la región pampeana y del norte sufre escasez de agua.
En territorio bonaerense es la región Norte la más afectada por el fenómeno, donde se registra sequía, aunque buena parte de la Provincia registra reservas de agua “por debajo de las adecuadas”.
En partidos como Pergamino, por caso, desde hace tres meses no se registran lluvias que superen los 5 milímetros.
El anuncio de una probable tercera Niña consecutiva llega cuando buena parte del país y de la Provincia suman veinte meses sufriendo el efecto de una cantidad de lluvias inferior al promedio.
El faltante de agua fue especialmente marcado en la región pampeana durante el otoño, momento en que las lluvias suelen recomponer las reservas de agua en los suelos. Como eso no pasó, los faltantes en la zona llegaron hasta los 200 milímetros.
En algunos casos, los productores optaron por inclinarse por el girasol o por las siembras tardías para adaptarse al complejo escenario.
Heladas que complican
El panorama descrito se agrava donde la baja provisión de agua coincide con otro factor negativo: las heladas.
Ignacio Kovarsky, secretario de Carbap y productor del partido de Trenque Lauquen, destaca en diálogo con este diario que el concurso de ambos factores no sólo compromete a producciones como el trigo, el maíz y la soja, sino también a los verdeos y, con ellos, a la ganadería: “Cultivos como la cebada y el centeno rinden menos y el productor ganadero tiene que salir a comprar suplementos a un mercado donde estos están caros o escasean. Y los animales pierden peso”, sostuvo Kovarsky.
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